Por: Viridiana Muñoz

1. Los alimentos crudos, como probióticos, brotes y germinados, conservan al máximo su contenido de micronutrientes.

2. Exponenciar el número de nutrientes y eliminar los inhibidores de enzimas y parte de las grasas, son beneficios que trae consigo la germinación de alimentos.

3. Desde la almendra, lenteja, alpiste y hasta la avena, cebada, quinoa y un sin fin de semillas más puedes germinar en casa.

4. Un método infalible es el colador: después de enjuagar, remojar y lavar las semillas, se colocan sobre una malla fina, suspendida sobre un plato hondo y cubierta con un paño limpio de algodón.

5. Durante el proceso remojo es necesario cambiar el agua cada 12 horas, y de preferencia emplear agua tibia.

6. El rango de remojo va desde una hora, como el caso de la avena, hasta 30 horas que puede pasar el cáñamo, lenteja, nuez de Macadamia y otros alimentos en agua.

7. Las semillas mucilaginosas, como el trigo, lino y chía, es conveniente dejar en contacto con el agua durante períodos más cortos, de lo contrario se propicia la pérdida de la capa viscosa que los cubre (mucílago) y se da pie a la putrefacción.

8. La oxigenación evitará el brote de hongos, así que busca un lugar limpio, seco y con ventilación pero sin luz directa del Sol.

9. Un día y hasta nueve pueden transcurrir para ver cómo se desarrolla el brote de ingredientes como la almendra y la semilla de girasol sin pelar, respectivamente.

10. Chía, garbanzos, semilla de mostaza y quinoa son ejemplos de germinados que requieren exposición solar en los últimos días, mientras que la nuez de la India, arroz integral, centeno y otros más no lo necesitan.

Fuente: “Raw Food”, de Consol Rodríguez y “Come Limpio”, de Carla Zaplana