Antes de entrar al meollo del asunto, es importante recordar cómo funcionan las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Para que un candidato se convierta en el próximo ocupante de la Casa Blanca no necesita ganar el voto popular, si no que requiere rebasar el margen de 270 votos electorales que reparten los estados.
Esto quiere decir, entonces, que necesita ganar batallas individuales en los estados.
Por ejemplo, quien gane la contienda en Pensilvania se lleva 20 votos electorales, quien gane en Texas se lleva 38, y de esa forma van sumando.
De esta forma, el demócrata Joe Biden se aseguró el triunfo sobre Donald Trump con 306 votos electorales frente a 232 del Mandatario.