Eran cerca de las 14:00 horas cuando la Policía del Capitolio ordenó a todo el personal, periodistas y senadores encerrarse en la Cámara alta.
La multitud logró romper una ventana del edificio y comenzó a entrar. Luego pudieron irrumpir por la entrada principal del lado este del recinto, que lleva a la rotonda del Capitolio.
Ahí, comenzaron a caminar y algunos vandalizaron las estatuas que adornan el salón.
Los legisladores recibieron máscaras antigas para protegerse del gas lacrimógeno que estaba siendo usado en el Congreso.
En tanto, en la Cámara de Representantes, agentes de seguridades sacaron y apuntaron sus armas a través de los ventanales de la puerta, que había sido bloqueada desde adentro con mobiliario ante la entrada de la turba.