Verdadero impulsor del comercio moderno, creativo, incansable y entrañable amigo, además de ser un referente de la industria de alimentos y uno de los principales contribuyentes del desarrollo del vino en México, así recordarán a Gumersindo Ruiz Noriega tras su sensible fallecimiento a los 101 años de edad.

Nació el 23 de noviembre de 1919 en Asturias, España. El empresario es hijo de Félix Ruiz y Gloria Noriega, con quienes compartió un seno familiar grande, pues fue el tercero de 11 hermanos.

Después de la Guerra Civil, decidió residir en México con la idea de ofrecerle una mejor vida a su mamá y sus hermanos.

En 1953, abrió la primera tienda de La Europea en la calle de Ayuntamiento 21, en el Centro de la Ciudad de México, vendiendo bacalao, enlatados y vinos de importación española. 


A finales de los años 50, en la primera tienda de La Europea en el Centro Histórico de la CDMX.

Don “Gume”, como le decían de cariño, con arduo trabajo logró posicionar su compañía como una de las más exitosas en su rama, al consolidarla con 64 tiendas, 65 corners y comercio en línea. Sin duda, afirman sus seres queridos, dejó un gran legado a la familia, la cual sigue sus pasos de excelencia.

Conoció a la que fuera el amor de su vida, María Teresa Caso (q.e.p.d.), con quien vio crecer a sus hijos, María Teresa, María Eugenia, Malusa, José Ramón, José Antonio y Gloria.

En los años treinta, en España.

Quienes convivieron con él coinciden que fue un hombre que se caracterizó por su excelente sentido de atención al cliente, tanto que la gente iba a su negocio para ser atendido especialmente por él. Siempre estaba en piso de venta, buscando ofrecer los mejores productos y la mejor experiencia de compra. 

La visión de negocios y el servicio que brindó en su primera tienda los supo replicar a las demás sucursales alrededor de la República.

Uno de sus mayores logros fue ser el pionero en incursionar en la importación de vinos, pues fue quien abrió el camino para todos. 

El empresario en España.

Hasta los últimos días de su vida, daba un recorrido por sus establecimientos desde el Centro de la Ciudad hasta Plaza Satélite para dar consejos de negocio a los empleados y ver que todo estuviera funcionado de manera correcta.

Sus hijos, 15 nietos y 36 bisnietos lo recordarán como un ejemplo de perseverancia, dedicación a la familia y con gran conocimiento en el ámbito laboral. Descanse en paz.

“A lo largo de los 20 años que viví a su lado, tuvimos numerosas conversaciones, todas más ricas, sorprendentes y divertidas que las otras. Una suma de enseñanzas en cuanto a determinación, fuerza de carácter y confianza en el futuro. Siempre con un brillo de vivacidad y astucia en la mirada. Tanto por compartir y ofrecer que estoy convencido que, a pesar de una vida de 101 años, no hemos alcanzado a apreciar toda su calidad humana. De valores inolvidables, fuente de inspiración inestimable, ¡Gracias!”. 


Jérôme Seignon, amigo y director general de Bodegas La Negrita

“Se nos marchó don Gumersindo dejando un enorme hueco en nuestras vidas. Me siento un privilegiado por haber conocido a este gran hombre. De haber tenido el honor de trabajar a su lado y disfrutar de su interminable sabiduría. Los que le conocimos sabemos quién va ahora a cortar el bacalao en el cielo. Y también que San Pedro ya habrá recibido sus clases sobre buenos vinos, quesos, jamón… que María Teresa le dirá: ‘calla un poco, Sindo’. Y que allá donde esté, todos ya conocen lo fría que está el agua en la Franca y lo bonito que es Colombres. Descansa en paz, te lo has ganado”. 


Pedro Aibar, amigo y director general de Bodegas Tr3smano

Con información de: Sonia Paredes

Fotos: Cortesía La Europea

Edición: Sonia Paredes