El criminal israelí Benjamín Yeshurun Sutchi y su chofer y ayudante Alon Azulay fueron abatidos 8 minutos después en una de las mesas del Hunan, el restaurante de comida china de Plaza Artz.

Antes de lograr huir, los sicarios y sus cómplices abandonaron una bolsa de mano en la entrada del centro comercial en la que había 2 pistolas Glock, 3 cargadores, 15 cartuchos y un celular Lenovo negro en cuyo WhatsApp autoridades encontraron un grupo desde el que se coordinó en tiempo real la ejecución de ese 24 de julio de 2019, que luego fue atribuida al Cártel de Jalisco Nueva Generación, con el que Sutchi tenía trato desde su reingreso a México tras ser deportado por narcotráfico en 2005.

El grupo “Chamba” había sido creado por “El Mauri”, uno de los alias de Mauricio Hiram Suárez Álvarez, quien de acuerdo con las autoridades fue uno de los presuntos ejecutores materiales del doble crimen de los israelíes.

En el chat participaban otras personas con los alias de Canelo, Yuca, Dany, La Güera –la única detenida del grupo–, Bryan Tra y Barbas. Éste último llevaba el mando de la operación.

En el grupo dio desde la instrucción para acudir a una taquería por las armas, hasta no estacionar tan pegados los autos de la huída y, finalmente, la luz verde para la ejecución.

Fue también “El Barbas” quien escribió el “Ahí mero, apá”, en el chat desde el que, ahora se sabe, los israelíes fueron cazados.

Antes de que los sicarios dispararan contra los dos israelíes en Plaza Artz, una mujer se levantó de la mesa y corrió a la cocina, un hombre en ropa deportiva llegó por ella.

“’Estoy bien, ya los mataron’”, dijo la rubia, de unos 52 años, que había sentado a las víctimas en la mesa.

Según el grupo de WhatsApp desde el que se coordinó en tiempo real cada detalle de la ejecución de esa tarde del 24 de julio de 2019, Vanessa Linnette Ballar Fallas fue el anzuelo para poner a Benjamín Yeshurun Sutchi y Alon Azulay en la mira de los sicarios del CJNG.

Artz

El celular los delata

El hallazgo de un celular en Plaza Artz permitió identificar al menos a 10 implicados en el crimen de dos israelíes a manos del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) en la CDMX.

Las comunicaciones en el teléfono permitieron desenmarañar una trama en la que participaron sicarios y cómplices procedentes de San Pedro Tlaquepaque, Jalisco; Ecatepec, Estado de México, y la capital del país, principalmente la Colonia Morelos y Tláhuac.

Además de Esperanza Gutiérrez Rojano y Mauricio Hiram Suárez Álvarez “El Mauri”, ya detenidos, en la ejecución participaron Israel Galván Guzmán “Nacho”, Jahel Gon y Carlos Medina “El Yuca”.

También otros sicarios que hasta ahora sólo están identificados como Ricardo “El Johny” o “El Barbas” -quien coordinó la ejecución-, uno de apellido Carmona y otro con el apodo de “El Canelo”.

Autoridades relacionaron a Julio César Montero Pinzón, operador del CJNG, con estos sicarios gracias al seguimiento telefónico de su enlace Carlos Fernando Huerta “El Viejón”, un ex policía capitalino.