Después de casi cuatro meses de resistencia, el pasado sábado por la madrugada, cuatro hombres vestidos de civiles desalojaron a uno de los empleados que hacía guardias en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca. 

El enfrentamiento se dio después de una serie de amenazas y amedrentamientos que recibieron los empleados del recinto por no abandonar sus puestos, debido al miedo a que el museo fuera cerrado. 

Cecilia Mingüer, directora del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca contó a Grupo REFORMA que el desalojo se hizo arrastrando a su compañero de los brazos y que lo tiraron en una banqueta con sus pertenencias.

Ningún empleado puede entrar más al museo en el que han trabajado durante ya casi un año sin un sueldo. 

“El policía auxiliar que estaba asignado a esa hora los dejó entrar, les dio las llaves del museo y se fue. Estas cuatro personas entraron a la oficina en donde estaba mi compañero, le dijeron que se tenía que salir porque había una orden de desalojo, no se quisieron identificar, no mostraron ninguna orden”, describió. 

Las guardias nocturnas que hacían alrededor de 19 empleados comenzaron el pasado 28 de enero, sumadas a una protesta por trabajar durante casi un año sin pago. La asociación civil que administra el espacio, Amigos del Maco A.C., en ese entonces, adeudaba alrededor de 10 meses de sueldo a los trabajadores. 

Esa misma noche, un grupo de personas a nombre de la Asociación Civil llegó a decirles, en palabras de la directora: “Buenas tardes, venimos a que nos entreguen el museo”. 

Después de una discusión verbal, de la angustia de los trabajadores y la exigencia de sus pagos, decidieron que no lo entregarían. Comenzaron la ocupación o las guardias nocturnas, para que siempre hubiera trabajadores resguardando el museo. 

Según cuenta Mingüer, más tarde, ese día, un cuerpo de la Secretaría de Seguridad Pública, la dirección de Policía Auxiliar, Bancaria, Industrial y Comercial, que se encarga de administrar a los guardias de seguridad del museo, envió a un comandante a pedirles que desalojaran el museo inmediatamente. 

Cecilia comenzó una transmisión en vivo en el Facebook oficial del Museo y así la noticia de la ocupación se corrió por toda la comunidad. 

Días después, medios internacionales conocieron la noticia y los roses con el cuerpo de seguridad y con la misma Asociación que se había negado a ponerse al corriente con los pagos del personal, continuaron. 

Amigos y artistas cercanos al museo acudieron a las instalaciones sin poder entrar, en solidaridad con el equipo, que eventualmente, abrió las puertas del museo y comenzó a recibir visitantes trabajando bajo protesta. Aún sin salario. 

Allí comenzó el hostigamiento y amedrentamiento de parte del cuerpo de seguridad asignado por la Secretaría de Cultura: llegaron a los teléfonos de Cecilia y de sus colaboradores mensajes amenazantes. 

“Nunca me imaginé que trabajar en un proyecto cultural se volvería un acto de resistencia, no de esta manera al menos, pero nos tocó”, dijo Mingüer en una entrevista previa cuando la ocupación del museo continuaba.  

“Somos trabajadores de un museo, es absurdo. Esto no pasa en ningún otro museo del mundo… No es posible temer por mi vida por dirigir un museo. No lo puedo creer, todavía no me cae el veinte, por qué tanta violencia, tanto hostigamiento. Nunca imaginé que escalaría tanto, pensé en su momento que nos dirían que no hay dinero, que harían un recorte de personal, cualquier otra cosa menos esto”. ,

Ahora mismo, tanto Mingüer como sus empleados tienen miedo de lo que pueda pasar con la colección del Museo y de que se les vayan a “sembrar” cosas para no pagarles lo que les deben. 

A principios de Febrero cuando todo se hizo público, algunos miembros de la asociación Amigos del Museo llegaron de sorpresa al edificio, acompañados estratégicamente de varios medios locales y nacionales, para intentar entablar conversaciones que hasta entonces habían negado. 

Dijeron que pagarían parte de la deuda, que actualmente asciende al millón 200 mil pesos en total, pero solo le dieron 10 mil pesos a cada trabajador. No se comprometieron a un siguiente pago. 

El museo por fin está cerrado y sus empleados en la incertidumbre. Una imagen que dice “Apoyo a los trabajadores del MACO suple la imagen oficial del recinto en Facebook. 

Para la directora, este es un ejemplo exacerbado de la precariedad de la cultura en todo el país. 

“Hay una precarización brutal, sobre todo en Estados como Oaxaca, donde siempre se habla de la riqueza cultural, de la cultura como un elemento económico que se explota pero poco se reconoce, sobre todo a los trabajadores de la cultura, gestores, artistas y artesanos que fomentan toda esa riqueza a la que tanto se alude en los discursos políticos y que se da por hecho”, dijo la directora. 

En las redes sociales del museo los trabajadores siguen buscando la solidaridad de los amantes del arte y, esta vez en las afueras del recinto, siguen alzando la voz por sus derechos.