El frente opositor a liberar las patentes está liderado actualmente por Alemania, la primera economía de la UE, y por las farmacéuticas que buscan defender sus inversiones y ganancias.
El Gobierno de la Canciller alemana, Angela Merkel, señaló que la propuesta de Estados Unidos tiene “graves complicaciones”.
“La sugerencia de Estados Unidos para liberar la protección de las patentes de vacunas anti-Covid-19 tiene graves complicaciones para la producción de vacunas como un todo”, afirmó una portavoz. “La protección de la propiedad intelectual es una fuente de innovación y debe seguir así en el futuro”.
Por su parte, los grupos farmacéuticos citan el esfuerzo financiero realizado por los laboratorios -miles de millones, en parte con fondos públicos- y el freno a las inversiones futuras que se produciría si no se obtienen beneficios.
En lugar de liberar las protecciones, las farmacéuticas proponen impulsar la producción en sus propias fábricas y, según Thomas Cueni, presidente de Federación internacional de la industria farmacéutica (Ifpma), destacan que han suscrito ya 275 acuerdos de asociación, incluso de transferencia tecnológica, para aumentar lo más rápido posible la producción y llegar a producir 10 mil millones de dosis en 2021.
La industria afirma que el mayor problema de la escasez no es en sí la propiedad intelectual sino las barreras aduaneras o la falta de ciertos ingredientes, que pueden paralizar la producción.
Estiman además que más de un centenar de ingredientes que entran en la fabricación de una vacuna son difíciles de encontrar actualmente, sea porque su exportación está bloqueada o porque su demanda es muy elevada.
Algunos incluso han levantado temores sobre la calidad de los fármacos que se produzcan o sobre la posible falsificación de los mismos.