A principios de la década de los 60, con la celebración del Concilio Vaticano Segundo, que buscaba extender la promoción de la fe católica y actualizar los cánones de la Iglesia, llegó una ola de renovación que se cristalizó en la disposición del culto litúrgico y en ese contexto Chávez de la Mora realizó la adecuación litúrgica de la Catedral Metropolitana en la Ciudad de México (foto), de la Catedral de Cuernavaca y del Antiguo Santuario Guadalupano en Monterrey.