Edith Medina 

La artista mexicana es una de las pioneras del bioarte en México, experimentando con lenguajes, símbolos y materiales relacionados con la ciencia. 

En una de sus obras más célebres, donde ha trabajado con cultivos de bacterias y textiles, se encuentra A lágrima viva, una instalación biológica hecha a partir del cultivo de lágrimas, en la que la constitución bioquímica de las mismas detonaba todo un diálogo sobre las capacidades y estructuraciones biológico-sociales de las lágrimas y el llanto.

Un grupo de donantes recolectaron su llanto y este fue analizado en un laboratorio de bioquímica médica para analizar sus variaciones con respecto a las emociones presentadas en cada una de ellas. Se exhibió en el marco del Festival Internacional de Artes Electrónicas y Video TransitioMX en 2013. 

Amor Muñoz 

En su momento, las obras de Amor Muñoz se centran sobre todo en el arte textil, y en una nueva exhibición inaugurada el mes pasado en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, MUAC, combina las ideas del tejido con la biología y la tecnología y pone en cuestión la idea de “lo vivo” en el presente. 

La exposición consiste en tres bioesculturas sonoras dentro de las cuales hay colonias de bacterias y levaduras que provocan un proceso de fermentación constante y se traduce en en datos electrónicos mediante el uso de sensores que provocan una ambientación sonora de estímulos auditivos compuesta por sonidos gástricos e intestinales.

Interespecifics 

Este es un colectivo de las artistas independientes Leslie Garcia y Paloma López en Ciudad de México, fundado en 2013 que comenzaron a ganar popularidad a través de sus piezas que combinaban la creación de sonido y música a través de organismos vivos y sus interacciones bioeléctricas. 

Micro-ritmos, por ejemplo, es una instalación bio-impulsada realizada en 2016, en donde pequeñas variaciones de voltaje dentro de las células microbianas generan matrices combinadas de patrones de luz. Un algoritmo de reconocimiento de patrones detecta secuencias coincidentes y las convierte en sonido.

Tania Candiani 

Si bien la artista mexicana trabaja sobre todo con lenguajes así como ideas que se relacionan con la tecnología, en una de sus piezas, For the animals, utilizó la formación geológica en Papago Park, en Arizona para extraer datos que luego convirtió en arrullos para los animales. 

Este proyecto en el que trabajó cinco años y que presentó en 2020 en el Asu Art Museum de Arizona proponía un “diálogo ultrasónico” con la naturaleza y un sistema de escucha entre especies.

Con la información de la formación la autora creó una serie de composiciones para seis especies animales de la zona del Desierto de Arizona, cuyas rutas de migración fueron interrumpidas por la frontera física entre los territorios políticos.

Estas piezas solo pueden escucharlas estos animales porque están realizadas en frecuencias que solo ellos pueden escuchar, para transmitirlos utilizó esta roca antes mencionada que fungió como una especie de megáfono y medio para vibrar el sonido que había realizado. 

Tania Rubio 

En sus piezas sonoras, la artista y música, incluye partituras, voces humanas, sonidos electrónicos y trinos de aves. También ha trabajado con paisajes sonoros de la naturaleza y ha hecho composiciones basadas en las mismas. 

En una de sus obras, Ventanas de escucha, realizada en 2020, Tania hizo una serie de composiciones donde se hace preguntas sobre qué tanto se escucha el entorno natural en los espacios que habitan los humanos: su materia prima son los paisajes acústicos naturales y su grabación.