Falso repartidor.  Algunos ladrones han ido más allá y aprovechan el auge de las entregas a domicilio para disfrazarse como repartidores, ya sea de comida o flores, con el objetivo de que las víctimas salgan.
Se recomienda no abrir la puerta cuando no se espera algún producto, o bien pedir que lo dejen en la entrada. 

Al acecho. Cuando los delincuentes ya tienen en la mira una vivienda, las protecciones, alarmas y cámaras pueden resultar poco inútiles, ya que en ocasiones esperan a que sus víctimas entren o salgan de la finca para amagarlos.
Las autoridades sugieren estar alerta en el ingreso y reportar la presencia de personas sospechosas.

Forzar la entrada. Con llaves maestras, ganzúas o láminas, los delincuentes buscan abrir la puerta de forma silenciosa.
El riesgo se puede reducir con la instalación de chapas de seguridad o cerraduras electrónicas.

Escalada. Adornos en una fachada, un muro a baja estatura o incluso barrotes similares a peldaños pueden servir a un ladrón para “brincar” a un domicilio.
Es aconsejable revisar tu casa o departamento para identificar posible vulnerabilidades.

Desde la azotea. En ciertos casos, sujetos aprovechan la colindancia de otras fincas o negocios para acceder a una residencia determinada desde la azotea.
Si es posible, instala protecciones para evitar el acceso desde una finca vecina y coloca también chapas de seguridad en las puertas de azoteas.