Son provocadas cuando una gran cantidad de usuarios intenta hacer llamadas los minutos posteriores a un sismo.
Las redes se ven incapacitadas de atender tantas solicitudes de enlace entre líneas telefónicas por lo que se saturan e incomunican a los usuarios, incluso a aquellos que intentan llamar a los servicios de emergencia.
De acuerdo con Rolando Alamilla, gerente de investigación de mercado de The CIU, una ventaja del sismo del 7 de septiembre pasado es que, a diferencia de los ocurridos en 2017, las personas se encontraban en su hogar derivado del Covid-19, por lo que localizar a familiares y amigos fue más sencillo.