Adquirida por el empresario argentino Eduardo Constantini, fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), la obra de Frida se suma a la de su amado Diego, pues el mismo coleccionista pagó en 2016 por una obra del muralista 16 millones de dólares, el mayor precio alcanzado por una pintura del guanajuatense.