Luego de sorprender a su mamá con este viaje, la primera parada en el itinerario de Mau fue ‘La Mitad del Mundo’.

Con unos padres que lo apoyan, millones de seguidores en Internet y el control de su tiempo, Mauricio Otero vive en un continuo viaje paradisiaco, pues, para él, “todos los días son sábados”.

“Este día siempre fue mi favorito porque podía hacer un poquito de todo: estar con mi familia, ver a mis amigos, practicar algún deporte y no ir a la escuela, despertaba y yo decidía qué hacer”, comentó el ex alumno del Colegio Miraflores.

“Quiero decir que todos los días son buenos para aprovechar la vida y el tiempo al máximo, hacer lo que más te gusta, sea lo que sea, y disfrutarlo como yo lo hago al viajar y crear videos”.

Un mes antes de cumplir los 20 años, el productor de contenido audiovisual y amante de las actividades extremas organizó un viaje de 10 días a Ecuador, al cual invitó de sorpresa a su madre, Paty Díaz.

“Me llevo muy bien con los dos, sólo que a mi papá no le gusta salir en TikTok y a mi mamá sí, entonces, desde hace mucho quería regalarle un viaje a ella y la sorprendí; en el aeropuerto le dije que se iba conmigo”, mencionó el también modelo.

En Islas Galápagos, el productor de 20 años usó un wetsuit, pues el agua no era tan cálida como imaginó.

Luego de arribar a Quito, donde sus fans lo esperaron con regalos, hizo una parada en “La Mitad del Mundo”; allí, el influencer comprobó que era posible suspender un huevo sobre un clavo y, al día siguiente, viajó a Baños de Agua Santa.

Sin embargo, la verdadera travesía extrema comenzó rumbo al Volcán Carihuairazo, donde convivió con la comunidad que habita en su falda, la cual le preparó unos equinos para ascender a casi 5 mil metros de altura y luego descender sobre la nieve.

El fanático de los deportes acuáticos puso a prueba su condición física al ascender casi a 5 mil metros de altura; primero, a caballo y, luego, a pie, para descender en snowboard.

“¡La mejor experiencia de mi vida! Subimos a caballo cargando la tabla de snowboard como por dos horas, estuvo denso porque yo no sé montar bien, entonces galopaba o me resbalaba con las piedras; luego, caminamos por una hora más”, explicó el originario de Cuernavaca.

“Fue algo loquísimo porque no estábamos preparados para el clima, se nos hizo de noche, regresamos tarde al campamento, mojados y muertos de frío; no calculamos bien los tiempos, pero me gustó mucho salir de mi zona de confort”.

El creador de contenido audiovisual quedó sorprendido con la biodiversidad de las islas San Cristóbal y Santa Cruz, así como el respeto que su comunidad tiene por el ecosistema.

Después de sentir las bajas temperaturas ecuatorianas, en menos de 24 horas Mau se encontraba en las Islas Galápagos para nadar en sus templadas bahías, entre una abundante vegetación y fauna.

“Estuvimos en Isla de San Cristóbal e Isla Santa Cruz, ahí conocí playas totalmente vírgenes, esnorquelié con tiburones y tortugas gigantes; también hice surf con wetsuit porque no hacía tanto calor como en México”, dijo el amante del paracaidismo.

“Conocimos la roca del “León Dormido” e hice longboard en la carretera, jalado por un perro; fue un viaje súper pesado, nos dormíamos tarde y empezábamos antes del amanecer, mi mamá aguantó y le entró a todo”.

En Tortuga Bay visitó ‘Playa Brava’, lugar únicamente para surfistas, donde practicó skimboarding.
"Conocer el Carihuairazo fue algo muy nuevo para mí, pues la altura, el frío y el montar a caballo me sacó de mi zona de confort, lo cual me gustó; además, las vistas eran impresionantes”.

Conquista la web

"Lo que más me fascinó de Ecuador es que tiene playa y nieve, es un país en el que encuentras de todo; su gente nos recibió de forma cálida, tienen el corazón enorme, todos muy amables y felices, me encantó su vibra”.