Otra de las organizadoras que se confesó entusiasmada fue Paola Jiménez Pons, quien de la mano de un grupo de 12 mamás se ha esforzado para cumplir con las metas de la vendimia, desde hace cinco años.
“A lo largo de seis semanas, hemos estado con la selección de proveedores y el montaje. Somos una comunidad y familia, pues es una labor filantrópica, además, la educación es fundamental, es el mejor legado que le podemos dejar a nuestros hijos”, mencionó la voluntaria.