Un excelente anfitrión

Pone atención al detalle.

Invita con tiempo y define claramente hora, lugar y tipo de cena.

Considera a los invitados en función del espacio.

Sabe que la ocasión amerita decoración navideña. 

Alista comida y bebida para todos los invitados; toma en cuenta lo que cada quien come o no.

Asigna y personaliza los lugares para propiciar la buena convivencia y conversación.

Tiene un programa que contempla desde cómo recibirá a sus invitados hasta el orden en que se sirven los platos y la música que acompañará la cena.

Ni por error contempla usar platos desechables. Además de restarle toda la presencia a la mesa, son cero sustentables.

Mantiene la congruencia al montar la mesa, elige utensilios, como salseras o platones, del mismo material que la vajilla.

Un gran invitado

No lleva a quien no haya sido convocado.

Llega puntualmente y viste de acuerdo con la ocasión.

No cancelar de último minuto.

Evita comentarios negativos sobre la comida.

No obstaculiza el papel del anfitrión, nada de disponer qué se sirve primero o cómo.

Resiste la tentación de llevar un plato, a menos que le haya sido requerido. De lo contrario rompería el programa y obligará al anfitrión a buscar dónde servirlo y calentarlo.

Busca algún detalle neutral: postre, galletas o algo que no deba ofrecerse durante la cena. 

Sé moderado, para no ser el borracho o el glotón de la fiesta.

Información: REFORMA / STAFF
Fotos: Especial
Fuentes: Mireya Marroquín, consultora de imagen, y “El Buen Anfitrión”, de Martha Brockmann.
Edición: Fabiola Meneses
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