La víspera de Año Nuevo, u Oshogatsu, está marcada por todas las campanas del País que suenan 108 veces. Esto se alinea con la creencia budista de traer limpieza al nuevo año. En Japón, la festividad se celebra con un festival de tres días lleno de juegos, comida y familia. La gente coloca kadomatsus (ramas de pino, bambú, ciruelas) fuera de su casa, uno a cada lado de la entrada, como una forma de dar la bienvenida a los buenos espíritus. Como en China, los niños reciben otoshidamas, que son pequeños obsequios o sobres decorados con dinero.