Uno de sus escritos, titulado Une Certaine Tendance du Cinéma Français (“Una Tendencia Certera del Cine Francés”, en español), en el que criticó duramente a varios directores, productores y guionistas, lo convirtió en una figura controversial, que le granjeó un puesto en la revista Arts-Lettres-Spectacles, para la cual realizó más de 500 artículos en cuatro años.
Fue en el cortometraje Une Visite, de 1955, donde la celebridad decidió abandonar el puesto de mero observador para convertirse en realizador, y tuvieron que pasar otros cuatro años desde ese momento para que lograra su debut como director de largometrajes con Los 400 Golpes, que no sólo le hizo ganar el cariño y respeto de críticos y aficionados, sino también el premio al Mejor Director del Festival de Cine de Cannes de 1959.
Con su segundo filme, Disparen sobre el Pianista (1960), Truffaut probó otros talentos que explotó en sus proyectos venideros, como la edición, la grabación de voces y la actuación, y mientras disfrutaba el proceso de crear películas también se dejó llevar por el trabajo de otros cineastas como Luis Buñuel, Ingmar Bergman, Robert Bresson, Roberto Rossellini y, por supuesto, Hitchcock, a quien le dedicó uno de sus libros: Hitchcock/Truffaut.