A lo largo de Oklahoma, un estado incondicionalmente conservador con una historia de atraer personas que buscaban obtener riqueza de la tierra, un nuevo tipo de cosecha está apoderándose de los viejos gallineros, los parques de casas rodantes y los campos donde solía pasear el ganado.

En el pequeño pueblo de Keota, a lado de una Iglesia Pentecostal el olor a mariguana flota en el aire en la tienda “G & C Dispensary”. Las versiones conocidas como “OG Kush” y “Maui Waui” cuestan 3 dólares el gramo, aproximadamente un cuarto del precio en otros estados.

Calle abajo, está ubicada una operación de cultivo interior, en un área residencial cerca de casas móviles. Es una de las casi 40 que hay en el pueblo de solo 500 residentes.

“Podría parecer extraño, pero aquí es donde está la acción”, dijo Logan Pederson, de 32 años, quien se mudó este año desde Seattle a Oklahoma para administrar la pequeña granja para una compañía llamada Cosmos Cultivation.

EL BOOM DEL CANNABIS

Desde que el estado legalizó la mariguana medicinal hace tres años, Oklahoma se ha convertido en uno de los lugares más fáciles en Estados Unidos para iniciar un negocio de cannabis. Ahora, el estado impulsa más tiendas minoristas de mariguana que Colorado, Oregón y Washington combinados. En octubre, eclipsó a California como el estado con mayor cantidad de granjas de cannabis con licencia, que ahora son más de 9 mil, pese a que Oklahoma solo tiene una décima parte de la población de California.

El crecimiento es aún más notable dado que el estado no ha legalizado el uso recreativo de la mariguana. Pero con reglas bastante laxas sobre quién puede obtener una credencial médica, cerca del 10 por ciento de los cuatro millones de residentes en Oklahoma tienen una, por mucho la mayor cantidad que cualquier otro estado.

Impulsados por las bajas barreras de entrada y un enfoque de no intervención por parte de los funcionarios estatales, los empresarios de la mariguana han llegado a Oklahoma desde todas partes de Estados Unidos. Empezar un negocio ahí cuesta solo 2 mil 500 dólares, en comparación con 100 mil o más en el estado fronterizo de Arkansas. Y Oklahoma, un estado que durante mucho tiempo ha tenido una línea dura contra el crimen, no tiene límite sobre cuántas tiendas pueden vender mariguana, la cantidad de granjas de cannabis ni sobre cuánta mariguana puede producir cada granja.

Este crecimiento desenfrenado ha enfrentado a los ganaderos y agricultores de herencia con esta nueva generación de empresarios del cannabis. Grupos que representan a ganaderos, agricultores, alguaciles y fumigadores recientemente unieron fuerzas para pedir una moratoria sobre nuevas licencias para granjas. Entre sus razones, citaron el aumento de los precios de la tierra, las granjas ilícitas y la presión en el suministro de agua y electricidad en las zonas rurales. En algunas partes, las nuevas granjas de cultivo interior están utilizando cientos de miles de galones de agua.

Sin embargo, no es probable una moratoria, dijo Adria Berry, directora de la Autoridad de Mariguana Medicinal de Oklahoma, que supervisa la industria y reportó casi 138 millones de dólares en ingresos de impuestos minoristas, estatales y locales este año, hasta noviembre, sobre la venta de cannabis.

Berry, quien fue una de las opositoras iniciales al cannabis medicinal, dice que la industria está para quedarse y que, de hecho, la ley le impide a su agencia limitar el número de nuevas licencias que aprueba.

Eso significa que el número de negocios de Oklahoma puede seguir creciendo.

¿MERCADO ILÍCITO?

Las señales del explosivo crecimiento son difíciles de ignorar. Ahora hay pueblos con muchas más tiendas de cannabis que de comida. Y las operaciones de mariguana ahora superan las de las granjas de trigo y algodón. La industria también ha creado miles de empleos en un estado que sigue siendo uno de los más pobres del país. Simpatizantes de la industria argumentan que el enfoque menos punitivo hacia la posesión de mariguana y otras drogas, junto con otras reformas de condenas, ha aligerado la presión en las prisiones estatales.

Ed Keating, el jefe de datos en Cannabiz Media, que rastrea el desarrollo de la industria, comparó los costos iniciales de Oklahoma con los de Connecticut, un estado con una población similar. Ahí, las licencias de cultivo tienden a costar cerca de 50 millones de dólares y puede costar más de 10 millones comprar un dispensario.

Grandes empresas multiestatales de mariguana han optado en gran medida por mantenerse al margen del auge de Oklahoma, agregó Keating, y prefieren estados donde el acceso al mercado es restringido y mucho más costoso.

“Estos dispensarios familiares están brindando un servicio como la licorería local, el lavado de autos local”, dijo.

Pero, a diferencia de los negocios locales, en los que los clientes normalmente son los residentes, los críticos afirman que los agricultores en Oklahoma están produciendo más mariguana de la que se puede vender el estado y están alimentando mercados ilícitos alrededor del país.

Debido a los bajos costos de las licencias, la mano de obra y la tierra, los cultivadores pueden producir cannabis por tan solo 100 dólares el medio kilo, y luego venderlo por entre 3 mil 500 y 4 mil dólares los 500 gramos en California o Nueva York, dijo Mark Woodward, vocero de el Buró de Narcóticos de Oklahoma.

“El margen de ganancia es astronómico si puedes mover tus operaciones a Oklahoma y salirte con la tuya”, dijo Woodward sobre los cultivadores del estado que venden a otros mercados en violación de las leyes estatales y federales.

Ante estas violaciones, las autoridades han realizado una serie de redadas este año, con lo que cerraron cerca de 80 granjas desde abril en un esfuerzo por reducir la producción de Oklahoma para el mercado negro de mariguana. En el condado Haskell, un parche rural del este del estado, las autoridades incautaron en junio pasado 10 mil plantas de mariguana, 50 kilos de cannabis procesado, además de un set de armas y paquetes de efectivo, de una operación que se había cambiado a Oklahoma desde Colorado.

EXCESO DE OFERTA


Desde que el estado legalizó la mariguana medicinal hace tres años, Oklahoma se ha convertido en uno de los lugares más fáciles en Estados Unidos para iniciar un negocio de cannabis. Ahora, el estado impulsa más tiendas minoristas de mariguana que Colorado, Oregón y Washington combinados. En octubre, eclipsó a California como el estado con mayor cantidad de granjas de cannabis con licencia, que ahora son más de 9 mil, pese a que Oklahoma solo tiene una décima parte de la población de California.

El crecimiento es aún más notable dado que el estado no ha legalizado el uso recreativo de la mariguana. Pero con reglas bastante laxas sobre quién puede obtener una credencial médica, cerca del 10 por ciento de los cuatro millones de residentes en Oklahoma tienen una, por mucho la mayor cantidad que cualquier otro estado.

Impulsados por las bajas barreras de entrada y un enfoque de no intervención por parte de los funcionarios estatales, los empresarios de la mariguana han llegado a Oklahoma desde todas partes de Estados Unidos. Empezar un negocio ahí cuesta solo 2 mil 500 dólares, en comparación con 100 mil o más en el estado fronterizo de Arkansas. Y Oklahoma, un estado que durante mucho tiempo ha tenido una línea dura contra el crimen, no tiene límite sobre cuántas tiendas pueden vender mariguana, la cantidad de granjas de cannabis ni sobre cuánta mariguana puede producir cada granja.

Este crecimiento desenfrenado ha enfrentado a los ganaderos y agricultores de herencia con esta nueva generación de empresarios del cannabis. Grupos que representan a ganaderos, agricultores, alguaciles y fumigadores recientemente unieron fuerzas para pedir una moratoria sobre nuevas licencias para granjas. Entre sus razones, citaron el aumento de los precios de la tierra, las granjas ilícitas y la presión en el suministro de agua y electricidad en las zonas rurales. En algunas partes, las nuevas granjas de cultivo interior están utilizando cientos de miles de galones de agua.

Sin embargo, no es probable una moratoria, dijo Adria Berry, directora de la Autoridad de Mariguana Medicinal de Oklahoma, que supervisa la industria y reportó casi 138 millones de dólares en ingresos de impuestos minoristas, estatales y locales este año, hasta noviembre, sobre la venta de cannabis.

Berry, quien fue una de las opositoras iniciales al cannabis medicinal, dice que la industria está para quedarse y que, de hecho, la ley le impide a su agencia limitar el número de nuevas licencias que aprueba.

Eso significa que el número de negocios de Oklahoma puede seguir creciendo.