Estudiar música puede facilitar el aprendizaje de las matemáticas sobre todo en edades tempranas. Si chicos y adolescentes tuvieran una educación integral, con clases de formación musical y artística, sería mucho más sencillo entender y dominar materias complejas como las matemáticas. 

La música puede provocar alegría, tristeza, exaltación o tranquilidad. Los sonidos y melodías  pueden generar una larga lista de sentimientos y emociones, pero entre toda esa magia hay todo un enigma sumergido en cada partitura: existen operaciones matemáticas complejas que se realizan de manera cotidiana, y que hay que conocer y dominar para poder leer y escribir partituras.

El músico Felipe de Jesús Gutiérrez Robledo recuerda que se han hecho diversos estudios que demuestran que la música puede mejorar la concentración, generar sensibilidad y creatividad, provocar una serie de procesos cognitivos que aumentan el aprovechamiento escolar. 

Ambas disciplinas corren en paralelo porque en la carrera de música hay clases de matemáticas: se cuentan los acordes, la velocidad, los intervalos, distancias, hay múltiples unidades de medición. “Quienes estudian música tienen una visión más analítica sobre operaciones matemáticas, pueden resolver de manera más fácil problemas”, define Julio Tovar, músico y coordinador de Arte y Cultura en la Universidad Panamericana.

Estudios realizados en la Universidad de Illinois han demostrado que escuchar música clásica mejora el estudio de las matemáticas, pero también puede impulsar de mejor manera los procesos de aprendizaje de la gramática, incluso de nuevos idiomas. 

Texto: Rebeca Pérez Vega / Fotos: Ángel Llamas.