La doctora Norma Ruvalcaba, jefa del Departamento de Psicología Aplicada del Centro Universitario de Ciencias de la Salud en la Universidad de Guadalajara, recomienda poner la ternura en el centro de la crianza. 

“Es una emoción que socialmente debemos atender siempre, porque la ternura nos impulsa a cuidar, es una cuestión generalizada, la competencia y la comparación constante desgasta las relaciones y hace difícil el desarrollo de los pequeños y sus procesos de identidad y de autoestima”, explica.

Aunque los padres constantemente aspiran a que los hermanos sean los mejores amigos, forzar esto puede tener consecuencias permanentes en su desarrollo.

Yamilé Valenciano, asesora de crianza en Guadalajara señala que muchas veces la angustia de los padres por resolver los conflictos de los hermanos puede generar más estrés en ellos que el mismo conflicto. 

“Los conflictos deben esperarse y ocurren en todas las relaciones afectivas. Los hermanos están disputando algo básico que es la atención de los padres, pero además es su primera interacción social donde van a aprender habilidades para relacionarse con otros en un entorno compartido, donde tendrán que tomar turnos, resolver conflictos y comunicarse”, explica. 

Por ello, las expertas, recomiendan las siguientes consideraciones: 

  • Comunicación desde la ternura: reafirmarle a todos los hermanos la incondicionalidad del amor y las atenciones. 
  • Abandonar los juegos de competencia o comparación y abonar más a los juegos de trabajo en equipo y colaboración
  • Mantener la individualidad y la diferencia de cada uno de los niños o las niñas. Muchos padres deciden vestirlos igual o que hagan las mismas actividades y juegos, por lo que las expertas recomiendan mantener varias posibilidades para vestirse o para recrearse dando la posibilidad de que sean los hijos quienes elijan lo que más se acomode a sus preferencias y posibilidades. 
  • Crear espacios y momentos para que estén juntos y crear actividades específicas para fortalecer la unión así como respetar los espacios individuales para cada uno. 
  • En situaciones de conflictos no tomar partido por ninguno de los hermanos. Valenciano explica que es prácticamente imposible saber quién tiene la culpa y no abona que los padres actúen como jueces, sino que escuchen a todos los involucrados, validen sus emociones y busquen resolver los conflictos incluyéndose en la resolución. 
  • Permitir los conflictos entre hermanos es una buena oportunidad para construir habilidades sociales que serán importantes en el futuro e intervenir solamente si hay violencia involucrada.
  • Negociar la resolución de conflictos desde la paz y crear una conciencia de equipo como familia, resalta Ruvalcaba.

CUANDO LLEGA UN HERMANITO A CASA

Cuando un nuevo hermanito llega a casa es importante mantener en mente los siguientes puntos: 

  • Hay que ser conscientes de que el nuevo hermanito o hermanita en todas las circunstancias va a generar ansiedades y preocupaciones a los niños. “El cambio y la incertidumbre siempre va a generar una situación de estrés para el niño”, explica Valenciano. 
  • En ese caso hay que hablarle y explicarle constantemente de lo que está a punto de pasar en casa y anticipar el tiempo que esperará.
  • Las especialistas recomiendan dentro de las medidas que se pueden tomar para fortalecer el vínculo entre hermanos incluir al niño o los niños en las tareas de cuidado del nuevo bebé, sin hacerlo una responsabilidad, sino una tarea en familia que crea complicidad con el o los hermanos mayores. 
  • ”Hay que intentar que no todo esté centrado en el nuevo bebé. Hay que mantener las actividades, juegos y espacios disponibles para los hermanos mayores tanto física como emocionalmente. Estos niños también quieren ser abrazados y cuidados”, explica Valenciano.

¿Y SI NO SE LLEVAN BIEN?

Si identifico que hay una relación conflictiva entre hermanos en casa, la doctora Alicia Ruvalcaba recomienda tareas que impliquen trabajo equitativo para los hermanos y la negociación que implique un resultado conjunto. 

“Hay juegos de colaboración donde será importante que hagan un equipo, donde hay elementos en donde los más grandes cuidan a los pequeños y que los pequeños ayuden a los grandes: es un marco de colaboración que ayuda a paliar el desgaste entre una relación”, afirma. 

Si se detecta en alguno de los hermanos un malestar psicológico constante, la doctora invita a los padres a buscar ayuda de un profesional. Algunos de los síntomas de esto pueden ser irritabilidad, llanto constante, cambio de hábitos de alimentación y sueño, flojera, sentirse temerosos o súbitamente callados. 

La cultura de escuchar a los niños y niñas y la disposición de respeto a sus emociones puede evitar consecuencias de estos y otros conflictos que pueden vivir en otros entornos.

Información: Alejandra Carrillo. Fotos: Angel Lamas.