Estados Unidos pronosticó el comienzo de la invasión a Ucrania, pese a las negativas de Moscú y escepticismo de Europa, pero predecir cómo podría terminar está resultando más difícil para la Inteligencia estadounidense.

Actualmente hay canales secundarios que invitan a Rusia al diálogo: por parte de los líderes de Francia, Israel, Turquía y, en una entrada reciente, el nuevo Canciller de Alemania. Pero hasta ahora, todos han chocado contra el muro de piedra de la negativa del Presidente ruso, Vladimir Putin, a entablar una negociación seria.

Y en el Pentágono, el Departamento de Defensa de Estados Unidos, hay modelos que pronostican un conflicto prolongado que traería más muertes y destrucción innecesarias a Ucrania, y otros en los que Putin se conforma con lo que algunos creen que era su objetivo original: apoderarse de una amplia franja del sur y el este, conectando Rusia por tierra a Crimea, que se anexó en 2014.

No obstante, hay un escenario más aterrador, en el que las naciones de la OTAN se ven envueltas más directamente en el conflicto, por accidente o por decisión. Esa posibilidad se volvió más real el domingo, cuando misiles rusos impactaron una base militar en el Oeste de Ucrania, a unos 20 kilómetros de la frontera con Polonia. Y Rusia amenazó el mismo fin de semana con atacar los envíos de armas a Ucrania por parte de la OTAN.

Altos funcionarios estadounidenses y europeos, entrevistados en los últimos días, coinciden en un punto: así como los primeros días revelaron que el Ejército de Rusia fracasó en su plan de invasión, las próximas dos o tres semanas pueden revelar si Ucrania puede sobrevivir como un Estado y negociar el fin de la guerra. Hasta ahora ha sido muy difícil incluso lograr avances en el establecimiento de corredores humanitarios seguros.

Estos son algunos de los escenarios que podrían desarrollarse en Ucrania rumbo al fin de la guerra, o a su expansión.

DIPLOMACIA: NEUTRALIDAD DE UCRANIA

A inicios de la semana pasada, hubo un rayo de esperanza de que iniciaría una negociación real que podría establecer corredores humanitarios y que tal vez condujera a conversaciones de paz.

Dmitri Peskov, vocero del Kremlin y hombre de confianza de Putin, dijo que los ataques militares se detendrían “en un momento” si Ucrania cambiaba su constitución para aceptar alguna forma de “neutralidad” en lugar de aspirar a unirse a la OTAN y si reconocía a las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk como estados independientes, y a Crimea como parte de Rusia.

Y en una entrevista con ABC News al día siguiente, el Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, se mostró sorprendentemente abierto al planteamiento. Dijo que su intención de unirse a la OTAN se había enfriado y que estaba claro que la alianza occidental “no está preparada para aceptar a Ucrania”. Y aunque no dijo que podría aceptar una separación de parte del país, afirmó: “podemos discutir y encontrar un compromiso sobre cómo vivirán estos territorios”.

No obstante, no está claro si el propio Putin aceptaría el acuerdo. Conversaciones separadas entre el Mandatario ruso y el Presidente francés Emmanuel Macron, el Canciller alemán Olaf Scholz, el Primer Ministro israelí Naftali Bennett y el Presidente turco Recep Tayyip Erdogan abordaron los mismos temas, pero dejaron a sus interlocutores preguntándose si estaban siendo engañados mientras la guerra continúa.

AMPLIAR ASEDIO A CIUDADES

Pese a los problemas logísticos de su Ejército, Putin parece decidido a intensificar su campaña y asediar Kiev, la capital, Jarkóv, la segunda ciudad más grande del país, y otros centros urbanos de Ucrania.

Pero incluso cuando Putin continúa con su estrategia para someter a Kiev, las fuerzas aéreas y terrestres rusas se enfrentan a los ucranianos motivados para luchar, dijeron altos funcionarios del Pentágono y de las agencias de inteligencia de EU.

El director de la CIA, William Burns, dijo a los legisladores la semana pasada que anticipa “unas próximas semanas feas”.

Creo que Putin está enojado y frustrado en este momento. (Es probable que) trate de aplastar al Ejército ucraniano sin tener en cuenta las bajas civiles”.

Por su parte, el teniente general Scott Berrier, director de la Agencia de Inteligencia de Defensa, dijo a legisladores que había un límite en cuanto al tiempo que Kiev podía aguantar a medida que las fuerzas rusas se acercaban desde el este, norte y sur.

Otro alto funcionario estadounidense, que habló bajo condición de anonimato para discutir los análisis confidenciales de inteligencia, dijo que las fuerzas rusas podrían tardar hasta dos semanas en rodear Kiev y luego al menos otro mes para apoderarse de la capital. Lograrlo requeriría una combinación de bombardeos implacables y lo que podrían ser semanas o meses de combates en las calles.

Y el Almirante retirado James Stavridis, ex Comandante supremo aliado para Europa, consideró que hacerse con Kiev “vendrá a un precio muy alto en sangre rusa”. Ese alto costo, agregó, podría hacer que Rusia destruya la ciudad con una avalancha de misiles, artillería y bombas, “continuando con una serie de crímenes de guerra como nunca antes hemos visto en el siglo 21”.

Con el corte de los suministros, se volverá algo desesperado en, diría, 10 días o dos semanas”.

ABANDONAR EL PLAN A Y DIVIDIR UCRANIA

El asalto ruso no ha logrado aún ninguno de los objetivos iniciales de Putin, que, según él mismo, son desmilitarizar a Ucrania y desnazificar el país. Pero en el campo de batalla, Rusia está más cerca de unos objetivos que de otros.

Más allá de Kiev, las ciudades norteñas de Jarkóv, Chernígov y Sumy permanecen rodeadas y continúan sufriendo fuertes bombardeos rusos. El avance ruso en el este y el sur, aunque lento, ha sido muy constante.

Este desarrollo sugiere cómo sería una Ucrania dividida.

Las fuerzas rusas siguen asediando y bombardeando a Mariúpol, pero están cerca de tomar el control de esa estratégica ciudad portuaria del sur. Al tomar Mariúpol, Rusia consigue un puente terrestre desde Crimea hasta la región del Donbás que desde 2014 está controlada por los separatistas prorrusos.

Y si Moscú logra apoderarse de Odesa, una ciudad portuaria fundamental del Mar Negro, y tal vez de la costa ucraniana restante al sureste, privaría a Ucrania de un importante acceso al mar.

Funcionarios del Pentágono dijeron que la cuestión principal actualmente es mantener presión extrema sobre Rusia con la esperanza de que Putin se conforme con los territorios rusoparlantes del sur y el este.

Sin embargo, los ataques rusos al oeste de Ucrania durante los últimos dos días subrayan la determinación de Putin de controlar todo el país, empezando por Kiev, según los análisis.

“Lamentablemente, el final más probable es una partición de Ucrania“, dijo Stavridis, el ex Comandante supremo aliado para Europa, destacando el resultado de las guerra de los Balcanes en la década de 1990.

Putin tomaría el sureste del país, y los de etnia rusa gravitarían ahí. El resto de la nación, mayormente ucranianos, seguirían siendo un Estado soberano".

EL PEOR DE LOS CASOS: UNA ESCALADA MUNDIAL

Actualmente, el mayor temor es que la guerra se expanda más allá de Ucrania.

Cuanto más avancen los combates hacia el oeste, más probable es que un misil errante impacte en territorio de la OTAN o que los rusos derriben por error o decisión un avión de la alianza militar.

De suceder así, el miembro de la OTAN perjudicado podría invocar el artículo 5 de la alianza y declarar una guerra de los 30 países que son parte de la organización contra Rusia.

En el pasado, Putin ha usado armas químicas contra opositores políticos y desertores, y algunos en Occidente afirman que podría estar inclinado a hacerlo nuevamente.

La mayoría de los funcionarios estadounidenses descartan que Putin usara armas nucleares a menos que creyera que enfrenta la necesidad de retirar sus tropas. Pero la posibilidad de una detonación nuclear se ha discutido más en las últimas dos semanas que en años, dicen las autoridades.

Y, por último, están los ciberataques, que extrañamente han estado ausentes del conflicto hasta ahora. Pueden ser la forma más efectiva de Putin de tomar represalias contra Estados Unidos por el grave daño a la economía rusa.