“Las Meninas” es quizá una de las obras más importantes de la historia del arte. 

Realizado por Diego Velázquez, el cuadro del periodo barroco muestra a la familia de Felipe IV y se considera la obra más grande e importante del pintor del Siglo de Oro español, que fue realizada en 1656. 

Su técnica y todos los detalles que muestra fueron revolucionarios en su tiempo, por la singularidad de todos sus elementos, la composición de la obra y la aparición del autor en el mismo cuadro. 

Las Meninas han sido revisadas hasta la actualidad, todavía, pero una revisión en especial acaparó la atención de los críticos de arte del siglo pasado.

Esta fue realizada por el pintor español Pablo Picasso, el padre del cubismo. 

Esta lectura que hizo está representada por 58 obras distintas realizadas del 16 de agosto de 1957 hasta el 30 de diciembre del mismo año. 

En estas hace su propia visión del mítico cuadro de Velázquez entre figuras aisladas, retratos de los personajes, cabezas e incluso obras sobre las vistas que tenía en su estudio de La Californie en Cannes donde pintó toda la serie.

Parte de la obra y los bocetos que luego le dieron vida a sus pinturas se encuentra en el Museo Picasso de Barcelona. 

Según se sabe, esta obra fue al mismo tiempo un homenaje a Velázquez y una declaración de libertad artística que, como el mismo movimiento cubista, buscaba desprenderse de los moldes academicistas clásicos que parecían permanentes. 

Según contó el mismo Picasso en una serie de entrevistas que hicieron investigadores sobre su obra, la primera vez que vio una obra de Velázquez cara a cara fue durante el verano de 1895 en el Museo del Prado cuando tenía apenas 13 años. 

“Tuve la oportunidad de enfrentarme, por primera vez, a mis ídolos. Me esperaban en el Museo del Prado. Desde entonces me quedó fijado en las retinas, de una manera obsesionante, el cuadro de Velázquez ‘Las meninas’”.  

Dijo que fue allí donde tomó la decisión de hacer su versión. 

En octubre de 1897 Picasso se instaló en Madrid y se registró en el libro de copias del Museo del Prado pidiendo copiar a Velázquez, de quien hizo varios dibujos y bocetos.

Estas obras de Picasso, como en la actualidad, dividieron a la crítica. 

El investigador y crítico John Berger dijo en 1965 que Picasso ya no tenía nada propio que decir y que por eso se dedicaba a leer la obra de otros artistas. 

El crítico Julián Gállego, en un artículo publicado en la Revista Goya en 1959, defendió que Picasso se basó en un cuadro de museo como objeto de análisis, argumentando que todos los grandes maestros lo habían hecho a lo largo de la historia.

Incluso comentó en ese artículo que Picasso se fue cansando progresivamente de la serie, viendo la frecuencia con que empezó pintando y cómo se fue alargando y dilatando durante el otoño.

El sobrino nieto de Picasso, Jacob Vitaló, hizo recientemente su propia revisión de las obras de Picasso. La revisión de una revisión, ésta con una lectura más cercana al siglo 21, abriendo esa misma discusión y presentando su obra pictórica al mundo. 

Este 17 de marzo se inaugura en el Museo de las Artes de la Unviersidad de Guadalajara la exhibición “Meninas feas” que forma parte de su proyecto.  

Información: Alejandra Carrillo Fotos: Especial