Catedral Metropolitana

(Avenida Alcalde 10)

Esta iglesia, dedicada a la Asunción de María Santísima, es un ícono de la Ciudad. Tiene una arquitectura ecléctica con dos torres neogóticas forradas en mosaico típico de Sayula. Empezó a construirse en el siglo 16 y ya en sí mismo es un templo digno de contemplación que resguarda tesoros de arte sacro de Cristóbal de Villalpando y Miguel Cabrera. 

Templo de Nuestra Señora de la Merced

(Avenida Hidalgo 412)

Esta iglesia barroca empezó a construirse en 1721 y perteneció al convento de la orden de los Mercedarios. Tiene una fachada con tallas en cantera dorada y su interior es de estilo neoclásico, decorado con escenas de la fe católica pinceladas por artistas como Rosalío González.

Templo de Santa María de Gracia

(Avenida Hidalgo 156)

Este monumento es uno de los más antiguos de la Ciudad, se empezó a construir a finales del siglo 16, para ser monasterio de las monjas Dominicas. En ese lugar se ubicó la primera Catedral de Guadalajara. Es neoclásico y tiene en su interior un retablo dedicado a la Virgen María, elaborado en madera estofada y policromada. Hay también obras de arte sacro de Diego de Cuentas.

Templo de San Agustín

(Calle Morelos 202)

Esta iglesia formaba parte del convento de la orden de los Agustinos, su construcción empezó a inicios del siglo 17 y resalta por sus influencias del neoclásico, barroco y mozárabe. En su interior tiene decoraciones y trazos de carácter neoclásico, con un retablo cincelado en cantera.

Templo de San Felipe Neri

(Calle San Felipe 544)

Según la apreciación de la Arquidiócesis de Guadalajara, es una de las mejores iglesias  representativas del barroco en Guadalajara. Su edificación empezó en 1752, su portada frontal tiene tres fases labradas en cantera. El recinto anexo fue confiscado por el Estado y ahora es la Preparatoria de Jalisco. 

Templo de Santa Mónica

(Calle Reforma 409)

Esta iglesia, un gran ejemplo del barroco mexicano, empezó a construirse en 1729. La recargada decoración de la fachada principal destaca con elementos de influencias del corintio. Llaman la atención unas gárgolas situadas en cada una de sus esquinas. Del conjunto original solo subsiste una nave de estilo neoclásico.

Templo Expiatorio

(Calle López Cotilla 935)

Es la basílica del Santísimo Sacramento y es una joya del neogótico mexicano. Su edificación empezó en 1897 con el arquitecto Adamo Boari, el autor del Palacio de Bellas Artes, aunque fue terminado hasta 1972 de la mano de Ignacio Díaz Morales. La iglesia es de piedra tallada, que contrasta con enormes vitrales fabricados en Francia, y de remate tiene un gran reloj iluminado traído de Alemania.