Otro beso para la historia, cortesía de Ryan Gosling. Si bien Drive no es un filme de romance (dista muchísimo de ello, y ayudó a cambiar la carrera del actor del amor a la acción), tiene una escena en particular de un beso que destaca.
El conductor (Gosling) e Irene (Carey Mulligan) se dan un beso apasionado en un elevador. El beso en sí, si bien es largo y romántico, no es lo que hizo inolvidable a la escena. Es lo que viene después, una aterradora golpiza que el personaje de Ryan le propina a un sujeto que quiere matarlo a él y su interés romántico, mostrando quién es en realidad.