APRENDIÓ RÁPIDO

En su adolescencia, a Alberto Rodríguez lo apodaban “El Terko” y vivía, dice, en un limbo: no le interesaba estudiar ni trabajar.

Hoy, el joven de 24 años sonríe satisfecho al contar que ya tiene su propio taller de serigrafía y está a unos meses de graduarse como mercadólogo digital de la Universidad Metropolitana de Monterrey.

“Cuando estaba en la secundaria, no sabía que existía la prepa. En mi familia nadie había estudiado”, dice el vecino de la Colonia Nueva Esperanza, en Escobedo.

“Jamás me hubiera imaginado que ahorita a mi edad estaría estudiando, tendría un negocio, porque no estaba dentro de mis alcances”.

Tenía 18 años cuando una amiga que hacía serigrafía en playeras lo invitó a trabajar con ella. Ya que conocía su talento para dibujar.

Aprendió rápido, le gustó y quiso seguir por su cuenta, pero no tenía los recursos. Tuvo que pedir prestado a su cuñado mil 300 pesos para comprar una máquina de impresión. Ofrecía sus diseños en las únicas tres tintas que pudo comprar y trabajaba en un reducido cuarto.

“Era donde yo dormía, hacía tarea, veía tele y trabajaba”, recuerda el joven, quien luego se inscribió en una prepa técnica para cursar Diseño Gráfico.

Tras mucho esfuerzo, el negocio empezó a rendir frutos.

Se le puede contactar por Facebook (Estampados Lara) e Instagram (@estampadoslara).

Hoy ofrece servicios de serigrafía, vinil textil y sublimación en diferentes artículos, y ya construye un taller más amplio.

“Mi principal motivación es pensar en el futuro, en quién quiero llegar a ser”, comparte.

DAN LA MANO

Con su empresa, los hermanos Erick y Brandon Reséndiz ayudan a que personas de zonas de escasos recursos puedan acceder a un mejor empleo.

Tienen 28 y 27 años, respectivamente, y saben lo que es vivir con carencias. Crecieron en un tejabán de La Alianza, que con el paso de los años ellos mismos han remodelado hasta convertirlo en una casa de cemento.

“Nosotros también venimos desde abajo y no tenemos nada, queremos dar esa mano que quizá hubiéramos querido que nos dieran”, cuenta Erick.

Hace tres años crearon RP Multiservicios, empresa que ofrece servicios de construcción: creación de planos, diseño, cimentaciones, edificaciones, mantenimiento, pintura, refrigeración, plomería, electricidad y acabados.

En su negocio buscan ofrecer empleo digno a trabajadores de zonas de escasos recursos, quienes suelen trabajar con contratistas por un bajo salario.

También ofrecen precios accesibles y créditos a familias de colonias como la suya.

“Buscamos favorecer a toda esa gente que quiere construir su casa y no puede porque los arquitectos cobran el triple o cuádruple que nosotros”, dice Brandon.

Tenían 13 y 12 años cuando su papá los introdujo en oficios ligados a la construcción.

Trabajaron largas jornadas y mal pagadas hasta que se dieron cuenta que eran capaces de crear su propia empresa.

No ha sido fácil. A veces no hay trabajo o los ingresos son insuficientes. No han podido constituirse formalmente por falta de dinero y los trámites burocráticos. A ellos se les puede contactar por Facebook (RP Multiservicios) e Instagram (RP Multiservicios 22).

Con apoyo de becas, hoy Brandon estudia la carrera de Ingeniero Arquitecto en la Universidad Emiliano Zapata y Erick, Ingeniero en Mecatrónica en la Universidad Tecnológica de Escobedo.

“Me siento bien”, comparte Erick, “pero algo frustrado porque siento que necesito avanzar más para poder ayudar más a las personas”.

LAS INSPIRA SU MAMÁ

En la Colonia Arboledas de los Naranjos, en Juárez, donde habitan familias de origen náhuatl, Isabel y Valeria Hernández están ganado reconocimiento como decoradoras de fiestas.

Las hermanas de 26 y 30 años, respectivamente, empezaron a ofrecer sus servicios en celebraciones de la zona desde hace casi una década. Pero en los últimos meses, su negocio se está fortaleciendo aún más.

“Hacemos la decoración del arco de globos, mesas de dulces, centros de mesa”, cuenta Isabel, mamá de un niño de 5 años y una niña de 7.

Ellas estudiaron hasta la secundaria y aprendieron decoración de su madre, quien las inspiró a seguir en este camino.

Con casi nula preparación educativa, se ha dedicado a diferentes negocios. Ha vendido ropa que ella cosía a máquina, gorditas, dulces y elotes, luego empezó en la decoración y actualmente trabaja en la construcción.

“Mi mamá le ha entrado de todo”, dice Valeria, mamá de una niña de 8 años. “Es un gran ejemplo para nosotras. Nos inspiró.

“Cuando empezó a tomar las clases (de decoración), yo tenía unos 15 años”.

Aunque tienen ocho años de dedicarse a la decoración de fiestas, ha sido difícil por la falta de recursos económicos y, sobre todo, porque se sentían inseguras de su capacidad para hacer un buen trabajo.

Una gran parte de la confianza en ellas la han adquirido en el programa de Empoderamiento Económico que ofrece la asociación Zihuame Mochilla, donde están aprendiendo lo necesario para tener un negocio formal. A través de esa agrupación se les puede contactar (WhatsApp 811-6007-177).

“Lo que nosotros hacemos es capacitarlas a ellas”, explica Jéssica Díaz, coordinadora del programa. “Cómo poner un costo, los tiempos, la cuestión de calidad, el nombre, su logo y su marca. También en temas de autoestima”.

Su plan para el futuro es tener un negocio reconocido, brindar más servicios y llegar a más lugares.