Es un edificio amplio, de estilo neoclásico, a pesar de las transformaciones que ha vivido, resguarda una serie de salas y patios silenciosos. 

Desde el interior de la Biblioteca Pública del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, ubicada en el Centro de la Ciudad, no parecería que la calle Contreras Medellín, sobre la que se asienta, es el camino de muchas rutas del transporte público que emiten un ruido constante en la calle. 

El edificio que cuenta con un servicio público de préstamo de espacios y ejemplares, no siempre se dedicó a los libros. 

De hecho en 1821 esta construcción era conocida como La casa de la campana, allí se fundió la campana mayor de la Catedral Metropolitana, el esquilón de San Pedro. 

Era propiedad de una familia pero poco después de ese año el canónico penitenciario de la Catedral, Manuel Covarrubias, compró el edificio que le pertenecería al clero hasta la época de la Reforma. 

Covarruvias utilizaba la casa como un espacio de retiro espiritual.

En el año de 1858, aproximadamente, la casa pasó a formar parte de las propiedades del Gobierno en calidad de bienes de manos muertas, se convirtió en una fábrica de pólvora, que al poco tiempo tuvo que ser clausurada debido a una fuerte explosión que casi termina con toda la edificación, por lo que se tuvo que hacer modificaciones a su estructura, este hecho le un nuevo apodo como La casa del polvorín.

En 1875 la propiedad regresó al poder del clero, el señor Ignacio Cuadros junto con el señor Ignacio Cañedo, decidieron levantar sobre la construcción casi en ruinas un templo a la Señora de los Dolores, por lo que se empezó la construcción del templo de Dolores y la instalación del convento de las monjas de Santa Zita en 1876. 

La obra se finalizó en 1881 y permaneció activo al culto hasta 1910, en que se incautó y se cerró al culto.

En 1914, el ejército lo tomó a cargo junto con el ex convento, sirviendo como casa para las familias de la tropa, así como alojamiento de cabalgaduras, por lo que se le dio un nuevo apodo: la casa de la soldadesca.

A partir de entonces comenzó un jaloneo entre el gobierno, el ejército y la Iglesia por el inmueble

El Presidente de la República Pascual Ortiz Rubio decretó en 1934 que se entregara el predio de nueva cuenta al clero, sin embargo, dos años después fue devuelto al ejército para que se le diera uso como prisión militar.

En el año de 1948 una junta de vecinos solicitó al entonces Presidente de la República Miguel Alemán la devolución de las instalaciones para el culto religioso, como respuesta, se les cedió el templo en el año de 1950, aunque el exconvento funcionó como prisión hasta 1972.

Ese año dejó de funcionar como prisión militar, y las instalaciones quedaron en completo abandono hasta 1977, que fueron ocupadas de nuevo por un organismo militar, la Sección de Intendencia no encuadrada, el 9 de septiembre de 1983 se reinstala en este predio la prisión militar. 

Fue hasta los años 90 que se destinó el edificio por el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos y su construcción original que recibió una gran remodelación para buscar su expresión arquitectónica original de conjunto conventual de estilo neoclásico: se inició la obra a principios de 1997 y culminó en junio de 1999 cuando se inauguró la biblioteca pública conocida hoy.

Información: Alejandra Carrillo. Fotos: Xxxxx Xxxxxx. Video: Xxxxxxx Xxxxxxx