HOGAR... DULCE HOGAR

A lo largo de más de 25 años de trayectoria, Mariangel Coghlan no sólo ha perfeccionado el arte de dejar impecables y dignos de fotografía los espacios que interviene, sino también encontrar un lado más profundo en cada uno de ellos.

“Tengo la creencia de que cada quien se nutre de lo que vive, de sus experiencias personales, así como de su trabajo, de lo que observa y analiza; todo lo que pasa alrededor hace que nos identifiquemos de forma muy particular”, contó la arquitecta.

“Para mí, el tema de la familia y en dónde se reúne es un hogar y, para tenerlo, necesitas, primero, una vivienda rentada o propia, no importa, pero que sea donde habitas con los tuyos y te sientas feliz de regresar”.

Al cruzar la puerta de una casa, a la experta quizá le pueda parecer más sencillo saber qué tipo de luz quedaría mejor en determinado sitio, o qué color acentuaría más algún rincón; sin embargo, encontró varios elementos que van más allá de lo físico.

Son siete: identidad, sencillez, elegancia, optimismo, ilusión, serenidad y gratitud, todos igual de importantes, ya que, en conjunto, logran la armonía ideal para habitar cualquier lugar.

“Creo que cuando vives con todos estos criterios eres feliz, porque, al final, la felicidad no es una meta, es un camino. Hay una psiquiatra que me encanta, he leído dos libros suyos y dice que felicidad no es lo que nos pasa, sino cómo lo interpretamos y estoy totalmente de acuerdo con ella”, añadió.

Por esta razón, para compartir al público sólo un poquito de lo que ha aprendido como interiorista, recientemente lanzó el libro “Hogares Luminosos y Alegres”, el segundo volumen de la que espera sea una gran colección.

“La verdad, quise hacerlo porque me gusta mucho compartir las cosas que me apasionan: tener un tomo en las manos, sentirlo, oler el papel es algo que me encanta, además, me fascina transformar espacios, ese es mi proyecto de vida”, dijo la mamá de cuatro hijos.

“Luego, me encanta mucho tomar fotos, tengo miles de millones que capturo en viajes o en el día a día sobre cosas que me llaman la atención; entonces, decidí reunir todos estos aspectos a través de este nuevo empastado”.

Con un prólogo escrito por su esposo, Gabriel Pliego, una introducción, agradecimientos y siete capítulos, esta edición de 368 páginas es sólo una pizca de lo que tiene por ofrecer, pues, no sólo fue escrito por ella misma, sacando a relucir su talento con la pluma, sino también su labor de fotógrafa y, principalmente, como diseñadora de interiores.

QUÉ NO DEBE FALTAR

Si bien Mariangel compartió los siete criterios que deben conformar un hogar, también coincide en que existen otros más evidentes a la vista:

Belleza

+ De la mano con la anterior, si en un espacio no hay estética, hay disconformidad.

COLOR

+ Ser audaces con las combinaciones para dar vida al ambiente.

ARMONÍA

+ Que las cosas convivan alegremente unas con otras.

ORDEN

+ Interés y ganas de que todo esté en su sitio, incluso, dentro del caos.

TEXTURA

+ Combinar distintos materiales enriquece mucho cualquier diseño.

"Cuando conoces muy bien a la persona que va habitar el espacio, te centras en sus necesidades, intereses, sueños y anhelos; diseñas pensando en algo que la haga feliz”.

+ LA IDEA CENTRAL DEL TRABAJO EN EL LIBRO ES MOSTRAR QUE VALE LA PENA INVERTIR RECURSOS, NO SÓLO ECONÓMICOS, SINO TAMBIÉN EN TIEMPO Y ESFUERZO, PARA EMBELLECER UN ESPACIO QUE HARÁ LA VIDA MUCHO MÁS DISFRUTABLE.