Salvador Ramos, el tirador de la masacre en la Escuela Primaria Robb, en Uvalde, Texas, estaba equipado con una variante civil de un fusil de asalto militar concebido para hacer el mayor número de víctimas posibles en un tiempo récord.
Ese mismo tipo de arma traía un hombre que abrió fuego poco más de una semana después en un hospital en Tulsa, Oklahoma.
Conocido en Estados Unidos como “AR-15”, es un fusil semiautomático que tiene múltiples versiones. Su diseño militar es “M16”, que puede ser descargado en modo automático.
El martes 24 de mayo en Uvalde, Ramos logró matar a 19 estudiantes y dos profesoras, a pesar de que la Policía estaba en el lugar. Pero incluso antes, los AR-15, de venta libre, ya habían demostrado su triste eficacia en más tiroteos en Estados Unidos.
El AR-15, con cargadores con gran capacidad, de hasta 30 balas y más, se usó también en estas matanzas.
Aurora, Colorado, 2012
Sandy Hook, Connecticut, 2012
San Bernardino, California, 2015
No existe diferencia importante entre estos fusiles y armas militares".
Violence Policy Center.
UN TIRADOR, MÁS DE 500 VÍCTIMAS
El 1 de octubre de 2017, el sexagenario que disparó desde el piso 32 de su hotel en Las Vegas, dejando 58 muertos y alrededor de 500 heridos en medio de un concierto de música country, tenía varios de esos fusiles.
Un mes después, el hombre que asesinó a 25 personas en una iglesia de Texas, en pleno oficio religioso, también tenía un AR-15.
Al igual que Nikolas Cruz, el joven que sembró la muerte en el liceo de Parkland en Florida el día de San Valentín de 2018.
En ese mismo estado en 2016, en un club gay de Orlando, más de cien víctimas cayeron bajo las balas de un solo agresor equipado con este fusil de asalto: 49 murieron y se constataron heridas muy graves en varios los 53 sobrevivientes, dada la extrema velocidad de los proyectiles y su capacidad para destrozar tejidos.
¿QUÉ DICE EL GOBIERNO SOBRE EL AR-15?
Desde que era Vicepresidente de Barack Obama, el ahora Mandatario Joe Biden, ha pedido prohibir las armas de asalto, lo cual dice no afecta la Segunda Enmienda constitucional que otorga a los estadounidenses el derecho a tener armas de fuego.
En 1994, el Congreso estadounidense adoptó una ley que prohibió durante diez años los fusiles de asalto y algunos cargadores de gran capacidad. La prohibición expiró en 2004 y, desde entonces, nunca fue renovada, pese a múltiples intentos. La idea de un retroceso legislativo en el tema se desvaneció.
De hecho, el mercado de estos fusiles extremadamente peligrosos tiene el viento en popa. Los fabricantes los presentan como objetos de caza, deportes o esparcimiento, o como la mejor respuesta a la necesidad de autodefensa de los estadounidenses.
Estas armas son usadas para cometer actos terribles. Se les llama máquinas perfectas de matar. Propulsan a una velocidad vertiginosa balas que atraviesan los cuerpos y causan carnicerías terribles".
Biden en 2016, cuando era Vicepresidente.