PASIÓN POR LOS AVIONES

Desde muy pequeño, Manuel García sintió una pasión por la aviación; su primer acercamiento a este mundo fue a la edad de 1 año, debido a una operación que le realizaron en Estados Unidos y tuvo que abordar uno.

De niño, pedía juguetes y objetos relacionados a ésta como libros con dibujos de aeronaves, algunos coleccionables y textos para conocer sobre los modelos, capacidades y la tecnología con la que los realizaban y, llegada la hora de estudiar una carrera, se encontraba entre el camino de la actuaría o ser piloto.

“En ese tiempo, la aviación en México era muy limitada, existían pocas aerolíneas y era difícil conseguir una posición por varios procesos sindicales y burocráticos que tenías que pasar”, contó Manuel, de 45 años.

“Platiqué con varios aviadores en el aeropuerto y me aconsejaron que estudiara la licenciatura y, si seguía con ese sueño, podía tomar un curso de seis meses para convertirme en uno privado; siempre me quedé con la espinita de cómo hubiera sido mi vida si hubiera elegido la otra opción”.

Este interés por el mismo tema lo comparte con su hijo, Pablo, de 14 años, a quien también tuvo la fortuna de subirlo desde temprana edad a un avión, lo sentaba en la ventana para observar el despegue y el aterrizaje, le despejaba dudas técnicas y le transmitía la seguridad que no pasaba nada en situaciones de turbulencia.

“Disfrutamos hablar de los nuevos modelos que salen como el Boeing o el Airbus, buscamos siempre la actualización; también, compartimos un simulador que te permite elegir destinos en el mundo, la nave con las que vuelas y volar en tiempo real, y, finalmente, tenemos una app llamada Flight Radar que te muestra el tipo de avión que sobrevuela la zona donde estás, todo esto es muy padre porque es una forma de jugar con él”, contó el egresado de la Universidad Anáhuac México Norte.

En este tiempo, han tenido experiencias individuales y en conjunto que guardan en su memoria, como por ejemplo cuando su hijo visitó Victoria, Canadá, y observó aterrizar a las avionetas en el agua, experiencia que le gustaría repetir junto a su padre.

A su vez, Manuel recuerda cuando estuvo en la cabina de un Boeing 737 MAX en pleno despegue y parte del vuelo y, dentro de sus recuerdos, atesora uno que tuvo con su pequeño que nunca olvidará.

“En el viaje de Madrid a México nos hicimos amigos de la jefa de sobrecargos porque compramos una réplica a escala de un A340-600, el más largo comercial hasta el momento, le pregunté sobre las posibilidades de entrar a la cabina en pleno vuelo y, después de consultarlo con el capitán, nos dio la oportunidad a los dos”, dijo el actual socio director de un bróker de seguros.

“Estuvimos 40 minutos platicando con él y dejaron a Pablo sentarse en el lugar del piloto y, por unos instantes, tomó el control, lo bajó tantito y lo volvió a subir, esto fue con todas las medidas de seguridad junto al copiloto y no lo podíamos creer, aún conservo el video y fue un momento muy padre”.

"La aviación es un tema de interés para ambos, es un vínculo que tengo con mi hijo y una forma de acercarme a él”.
MANUEL GARCÍA,
empresario