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“Sin prisa, pero sin pausa”, era la frase que don Francisco Javier Juampérez Barberena expresaba como consejo a sus familiares, amigos y empleados, quienes lo recordarán como un gran empresario tras su sensible fallecimiento debido a complicaciones por neumonía.
El hombre de negocios nació el 15 de agosto de 1948, en Garralda, Navarra, España.
Fue el menor de sus hermanos, Antonio, Mercedes, Pedro y María de los Ángeles, con quienes vivió una infancia feliz al lado de sus padres, Claudio Juampérez y Valentina Barberena.
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Realizó su estudios primarios en aquella nación para más tarde venir a residir a México.
Fue en este País en el que obtuvo su primer trabajo, y gracias a su llegada al negocio de panadería que su tío lideraba en la Colonia Narvarte, Francisco descubrió su pasión por el oficio en la creación de piezas de pan tradicionales y por cada proceso que conlleva.
En esos años, cuando laboraba en Panadería Maren, conoció al amor de su vida, Alicia García Toscana, con quien en mayo de 1976 contrajo nupcias.
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La pareja recientemente cumplió 46 años de casada, en los cuales permearon de amor y fueron un ejemplo de matrimonio para sus hijos, Ana Belén y Xavier.
En el ámbito profesional, durante esta etapa, comenzó a seguir sus sueños y junto a su hermano, Pedro, obtuvo la primera sucursal de Pastelerías Esperanza, en 1975.
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Quienes lo conocieron coinciden en que tuvo una vida de lucha y trabajo, siempre acompañada de sonrisas y buen humor, además de que en cualquier momento, tendió la mano a toda persona que lo necesitara.
Como líder de su ramo tuvo una gran visión que proporcionó durante 33 años e inspiración a futuras generaciones, quienes le sucedieron en 2008.
Don Francisco logró un perfecto balance entre familia, trabajo, labor social y espiritualidad, ejemplo que legó a su esposa, hijos y a sus cuatro nietos, Valentina, Nicolás, Giuliana y Claudio.