El Presidente Joe Biden pidió este miércoles al Congreso que suspenda temporalmente el impuesto federal a la gasolina, en lo que llamó un esfuerzo para dar a los estadounidenses “solo un poco de espacio para respirar” frente al aumento de los precios del combustible.

El plan de Biden pretende levantar los impuestos federales de 18 centavos por galón (3.7 litros) de gasolina y 24 centavos por galón de diésel hasta finales de septiembre, poco antes de las elecciones intermedias de noviembre.

Estos son los detalles de la propuesta Mandatario demócrata, sus dificultades y lo que dicen los analistas sobre la medida:

MORATORIA DE TRES MESES

Al pedir al Congreso la moratoria de 90 días sobre los impuestos, Biden culpó de los altos precios de los combustibles en todo el mundo a la guerra en Ucrania iniciada a finales de febrero por el Presidente ruso Vladimir Putin.

Según dijo, desde entonces, el precio de la gasolina en Estados Unidos ha aumentado dos dólares por galón.

Actualmente, el promedio nacional del precio de la gasolina en ese país es de 4.95 dólares por galón, según la Asociación Automovilística Estadounidense (AAA, en inglés) después de superar este mes los 5 dólares, frente a unos 3 dólares que costaba hace un año.

Entiendo completamente que la exención del impuesto a la gasolina por sí sola no solucionará el problema. Pero proporcionará a las familias un alivio inmediato: solo un poco de espacio para respirar mientras continuamos trabajando para reducir los precios a largo plazo”.

BAJAR 1 DÓLAR EL GALÓN

El Presidente también pidió a los estados que suspendan sus propios impuestos a la gasolina, con la esperanza de aliviar el impacto económico a las familias que ha contribuido a la disminución de su popularidad.

Varios estados ya lo han hecho, como Connecticut y Nueva York. En promedio, los estados cobran 30 centavos en impuestos por galón de gasolina.

Pero según analistas, unos 46 estados aún no han actuado, entre ellos California, donde la gasolina es la más gravada y la más cara, superando los 6 dólares el galón.

El Gobierno estima que la combinación de varios pasos posibles (la suspensión del impuesto federal, la suspensión de los impuestos estatales y un aumento en la capacidad de refinación por parte de las compañías petroleras) reducirá los precios de la gasolina en al menos 1 dólar por galón.

La suspensión de este impuesto federal de 18 centavos junto con el impuesto sobre el diésel de 24 centavos por galón durante la temporada de viajes de verano costaría unos 10 mil millones de dólares al fondo de infraestructuras de carreteras, normalmente financiado por estos gravámenes.

La Administración asegura que otros ingresos pueden compensar ese recorte de ingresos.

¿APOYARÁ EL CONGRESO A BIDEN?

La Casa Blanca enfrenta una batalla cuesta arriba para que el Congreso apruebe la moratoria de impuestos.

Si bien la Administración Biden y algunos demócratas del Congreso han discutido durante meses dicha suspensión, los republicanos se oponen ampliamente y han acusado al Gobierno de socavar la industria energética.

Incluso miembros del propio partido de Biden, entre ellos la presidenta de la Cámara baja Nancy Pelosi, han expresado su preocupación de que las empresas absorban gran parte de los ahorros, dejando poco para los consumidores.

La semana pasada, Pelosi rechazó la idea calificándola de “show”.

¿SERVIRÁ?

Los economistas y algunos miembros del Congreso han criticado la idea de suspender el impuesto federal a la gasolina como un paso inútil, dados los ingresos que se sacrificarían en un intento por brindar solo una leve dosis de alivio a los consumidores.

Su efecto, según dicen, sería bastante limitado: actualmente, el impuesto es una porción tan pequeña del precio en la bomba, llegando a menos del 5 por ciento del costo total, con lo que los estadounidenses podrían ni siquiera notar su ausencia.

Desde 1993, el Congreso no ha aumentado el impuesto federal a la gasolina, y nunca lo ha levantado.

Los gravámenes sobre la gasolina y el diésel proporcionan la mayor parte de los fondos federales utilizados para construir y mantener carreteras (36 mil 500 millones de dólares en 2019). Esto significa que el llamado de Biden podría socavar la financiación de uno de sus principales logros legislativos hasta la fecha: su proyecto de inversiones en infraestructura.

No creo que influya en la voluntad de la gente de comprar más, y tampoco les ahorra mucho dinero. Parece que se está haciendo algo para bajar los precios de la gasolina, pero no hay mucho ahí”.