Desde que su edificio fue bombardeado, Oleksandra quiere huir de Ucrania. Pero esta traductora no tiene derecho a dejar el territorio porque, según sus documentos oficiales, es un hombre reclutable para el Ejército.

De piel morena y de 39 años, Oleksandra tuvo que dejar su ciudad de Mykolaiv, amenazada por la invasión rusa. Donde vive ahora, en la ciudad ucraniana de Odesa, se mantiene discreta con sus vecinos y omite su apellido en la entrevista.

Como ella, numerosas mujeres transgénero que no han modificado sus documentos para evidenciar su género se encuentran bloqueadas porque el Gobierno las considera hombres y les impide dejar Ucrania para poder llamarles a pelear contra Rusia.

Tengo miedo de sufrir discriminaciones si me llaman al frente. No puedo cruzar la frontera con mis documentos: no se corresponden con lo que soy".

Desplazada a Odesa gracias a una asociación que le proporciona alojamiento gratuito, ya ha tenido que explicarse ante la administración local para obtener su certificado de reubicación, necesario para recibir ayuda humanitaria.

“Me preguntaron por qué tenía papeles falsos. Pero, afortunadamente, cuando expliqué la situación, la reacción fue acogedora”, detalló, aliviada, pero en situación precaria.

DECISIONES ARBITRARIAS

Para conseguir una autorización de salida del país, Oleksandra deberá armarse de valor y sincerarse sobre su situación ante una comisión de la oficina de reclutamiento militar.

En otros casos similares, esta comisión “ya ha fallado arbitrariamente en sentido negativo“, lamenta Inna Iryskina, coordinadora de 44 años de las cuestiones transgénero en la asociación LGBT Insight.

Oleksandra no tiene claro cómo actuar porque, hasta ahora, no se ha sometido ni a tratamiento hormonal ni a operación quirúrgica.

Según Iryksina, en lugar de intentar convencer a la comisión, otras transgéneros en su situación han respondido a la llamada del Ejército y han ocultado su verdadera identidad, aunque ello suponga enfrentarse a la violencia entre las tropas.

Otras han dejado clandestinamente Ucrania, lo que puede considerarse una deserción punible penalmente. Pero las que han obtenido una modificación de su género en sus documentos oficiales han podido escapar a estas dificultades.

Jahn, de 20 años, un estudiante de rastas coloridas que tampoco da su apellido, quería integrarse como voluntario hombre en las unidades de defensa territorial, pero no puede.

Y su perfil no es excepcional, opina Inna Iryskina, convencida de que la mayoría de personas transgénero querrían demostrar su patriotismo sin sufrir discriminación si les dan la oportunidad.

En mi certificado de nacimiento, está escrito que mi sexo es femenino y las mujeres sólo son aceptadas si tienen experiencia militar".

TEMOR A LA LEY RUSA

Muchos temen la situación en los territorios conquistados por el Ejército ruso. “No tengo noticias de dos personas allí”, lamentó Iryskina.

En Rusia, los discursos favorables a la comunidad LGBTQ+ están prohibidos desde hace casi diez años, lo que ha reforzado el estigma contra ellos, según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

En Ucrania, por lo contrario, la ley ha evolucionado rápidamente después de la revolución prooccidental de Maidan en 2014 y ahora “ya no es obligatorio estar operado” para obtener los papeles correctos, dice Iryskina.

“La terapia hormonal es suficiente”, precisa.

Sin embargo, el proceso todavía es largo y las ONGs piden que no se fuerce a las personas transgénero a seguir tratamiento si todavía no lo desean.

En febrero, era muy difícil encontrar hormonas y su precio aumentó mucho” por la escasez de medicamentos, explica.

Y la activista sabe de lo que habla: es ella quien garantiza que a los trans reclutados en el Ejército no les falte el tratamiento. Y hay más de los que se piensa, asegura.