En un país sumido en la violencia por el narcotráfico y sus consecuencias en casi todos los estados, las formas en las que las familias se protegen trascienden lo físico. Esas formas, esos actos de fe son los que explora Alonso Robles (Ciudad Juárez, 1998) en su más reciente obra plástica. 

El artista inauguró en Guadalajara, en el espacio independiente Interior 2.1, una exposición que se despliega de un proyecto anterior, “Oasis. La casa de nadie” donde como parte de su beca para jóvenes creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, hizo una serie de pinturas sobre su familia habitando su casa como un estudio de la vida cotidiana y afectiva que le rodea. 

Después comenzó a pensar en los exteriores de esa casa, en la transición entre el exterior y el interior trabajando con el curador mexicano Bruno Enciso. 

“Pensé que existen ciertos artefactos o dispositivos extraños que mi familia ubicaba afuera de la casa con distintos fines, en común tienen que son cosas con agua: las bolsas de agua para espantar a las moscas o los galones de agua para que los perros no se orinen. Parece ser que no funcionan, pero me daba curiosidad saber por qué se usa el agua específicamente”, explica el artista. 

Estas obras van en la exposición bajo el título “Se siente fe mientras se llena un vaso”. 

Después de investigar distintas teorías, que para distintas personas funcionan por distintas razones, el artista comenzó a pensar en otros rituales casi mágicos y otros actos de fe que aún sabiendo que no tienen garantía de que funcionen.

Algo que el curador Bruno Enciso define como una protección suave que no tiene que ver con la violencia. 

“La colonia en la que vivimos es peligrosa y siempre había una preocupación sobre todo de mi madre y de mi abuela, las jefas del hogar, de trabajar mucho y cuidarnos excesivamente, hay una noción y un sentimiento de estar alerta todo el tiempo pero desde una visión femenina del cuidado”.

Aunque hay muchas maneras de proteger las casas en esos barrios con barandales altísimos en forma de picos, concreto con vidrios, perros bravos, pero las de la familia de Alonso Robles y las de muchas familias mexicanas no son así. 

Por eso hay en sus pinturas un perro miedoso, ahí, intimidado por una manguera.

Esos artefactos que retrata el pintor en esta serie son, de alguna manera, extensiones del cariño, del beso de mamá o la bendición de la abuela: de alguna manera inexplicable, funcionan y te protegen. 

“No es que sepa la razón o que haya descifrado la fórmula de cómo funciona la protección suave, pero para nosotros funcionó, para mí y mis hermanos eso nos mantuvo protegidos y no estando encerrados o ajenos a la vida, no entiendo de qué manera pero funcionó: es una acción de incertidumbre que lleva implícito tener fe, hacer algo que no sabes si va a funcionar pero no cuesta nada hacerla por si acaso, para tener una garantía”, explica el pintor.

EXPOSICIÓN 

La exposición “Se siente fe mientras se llena un vaso” de Alonso Robles (Cd Juárez, 98) se expone en el espacio independiente Interior 2.1 hasta agosto. Para acudir hay que hacer cita en el instagram @interior2.1

Información: Alejandra Carrillo. Fotos: Bruno Viruete. Cortesía de Interior 2.1