Bacyán es una de los 300 inquilinos del “Edificio Cuba”, ubicado en el corazón de la parte más antigua de la capital cubana.
El inmueble, de seis pisos con su pórtico romano y construido en 1940, consta de 114 pequeñas habitaciones que albergan a 92 familias, que no pagan alquiler al Estado cubano usufructo gratuito.
Techos, columnas y alquitrabes que muestran sus corroídas vértebras metálicas, pisos hundidos, escaleras destrozadas, grietas y filtraciones por doquier: sólo ruinas quedan de lo que fue un elegante hotel, según cuentan sus vecinos.
“Estamos defendiendo la vida de todos los seres humanos que viven aquí y en primer lugar la de los niños (que) no pueden ni jugar, porque aquí a cada rato se cae un pedazo”, explica Bacyán, con lágrimas en los ojos, mientras Lesyanis duerme una siesta.