Producir leche cada vez es menos rentable, pues los insumos que requieren para alimentar a las vacas -como maíz y pasta de soya-, fertilizantes para forrajes y otros, poco a poco se han encarecido desde el año pasado, como consecuencia de los estragos de la pandemia en los precios de los commodities, las complicaciones económicas fruto del conflicto bélico en Europa y el cambio climático que ha traído intensas y prolongadas sequías al País.
El impacto es tal que, según el Gremio de Productores Lecheros de la República Mexicana, muchos productores lecheros optan por sacrificar a sus vacas, pues se paga mejor su peso en carne; cambian de giro hacia otra actividad agropecuaria que les dé mejores ganancias o en el peor de los casos, abandonan el sector. De forma que ya se han perdido 10 mil productores a nivel nacional.
Es por esto que, después de que el sector lechero mantuviera un crecimiento promedio anual de 2 por ciento durante seis años, este 2022 se prevé una caída del 5 por ciento en la producción de leche.
El decremento que se espera derivará, a su vez, en una mayor importación de leche en polvo descremada. Tan solo para que Liconsa pueda garantizar el abasto del producto a sus beneficiarios se requerirá de la compra de 20 millones de toneladas de Estados Unidos.