BATERÍA

La batería o acumulador tiene una vida útil y, muchas veces, aunque funciona no lo hace de manera adecuada. Una batería “cansada” o con varios años de servicio, cada que damos marcha para arrancar el motor, recibe una demanda grande de corriente, quizá 250 amperios o más según el tipo de motor, y si una batería ya no tiene la capacidad total de almacenamiento vamos a tener niveles de voltaje muy bajos y con ello un golpe duro a los módulos electrónicos, algo que puede dañar sus memorias o programación.

LUCES

Periódicamente, es necesario confirmar el correcto funcionamiento de todas las luces para una mejor seguridad en el camino, así como de la bocina de claxon. Revisa que los faros estén limpios, con la altura correcta y que todos los focos funcionen de manera adecuada. Aunque estas revisiones se pueden hacer en el taller, también es una buena idea que el conductor las realice.

AMORTIGUADORES Y SUSPENSIÓN

La suspensión es un muy importante para la seguridad del auto. Si se sienten vibraciones, golpes o que va rebotando de manera irregular, hay necesidad de realizar una revisión a detalle de todas las piezas. Además de los amortiguadores, se debe revisar el estado de rótulas, brazos y demás componentes.

MOTOR

Un tema vital es el servicio preventivo al motor y debe realizarse cada seis meses o 10 mil kilómetros, lo que ocurra primero. En el taller revisan el estado de las bujías y mangueras y, en caso de que el auto use banda de tiempo en lugar de cadena, es vital echarle ojo a este componente de acuerdo a los intervalos recomendados por el fabricante.

FRENOS

La revisión de frenos debe hacerse cada seis meses en el servicio de mantenimiento preventivo y es recomendable el cambio total del líquido de frenos al menos cada dos años. Si se escuchan ruidos o rechinidos al usar el freno, es tiempo de llevarlo al centro de servicio para una revisión.

Cuida tus neumáticos

Revisar el auto es una obligación de todo conductor y uno de los puntos más importantes en el constante monitoreo del vehículo, es el de las llantas.

Por seguridad, los neumáticos se deben de examinar regularmente y se puede hacer de forma visual, cerciorándonos de la ausencia de grietas y malformaciones, o especializada, es decir, con un experto que, por lo menos una vez al mes, calibre la presión y vea la profundidad de la banda de rodadura -conocida como dibujo- que debe ser mayor a los 1,6 mm.

Si es necesario cambiar los neumáticos, también se debe de tener en cuenta los tipos que hay en el mercado, los cuales suelen ser divididos por su estructura y diseño.

La primera tiene que ver con la tecnología interior y está categorizada en diagonal, cuyas fibras están colocadas diagonalmente, y radial -la más común- cuya armadura interna se apila de forma transversal.

Después entran otras características como el dibujo, en la que dependerá mucho el uso y estilo del auto. Los más comunes son los de patrón simétrico, ideales para la conducción en ciudad, los de patrón direccional o mixto, que suelen adaptarse de buena forma al manejo en asfalto y en terrenos de tierra, así como los asimétricos, que cuentan con líneas que expulsan el agua.

Para facilitar su identificación al momento de comprar unos, te puedes fijar en las líneas de tus gomas viejas.

Otros tipos de neumáticos a considerar, pero que son poco usuales en el mercado nacional, son los de temporada, que normalmente son utilizados para rodar en nieve, y los runflat, que tienen la capacidad de ser funcionales aun con ponchadura.

El anticongelante es vital

Durante la fase de explosión dentro de los cilindros de un motor de combustión se pueden alcanzar temperaturas cercanas a los 600 grados. Por ello, existe el sistema de refrigeración que se compone de bomba de agua, termostato, sensores, radiadores y anticongelante, entre otros componentes que permiten regular la temperatura en el interior del motor, y así, evitar la avería de alguna de las piezas.

De estos elementos, uno de los nombres más conocidos es el anticongelante, esencial para el cuidado del motor que evita la congelación del líquido refrigerante ante temperaturas próximas a los cero grados o por debajo. Existen tres tipos de anticongelantes y, a continuación, te explicamos cada uno de ellos.

ORGÁNICO

Es el más común y se destaca por ser biodegradable y duradero. Presenta un punto de ebullición alto y tiene una baja conductividad eléctrica. Está compuesto por etilenglicol y agua destilada, que ayuda a la protección contra la corrosión de las diferentes piezas del motor.

INORGÁNICO

Su durabilidad es limitada y se recomienda una revisión continua del depósito para evitar la falla de alguno de los elementos del sistema de refrigeración. Este tipo de anticongelante se compone de productos como silicatos y tiene un bajo porcentaje de inhibidores de corrosión.

HÍBRIDO

Combina las tecnologías de los anticongelantes orgánicos e inorgánicos. Esto se compone de etilenglicol, glicerina, así como aditivos antiespumantes, anticalcáreos, silicatos para proteger superficies de aluminio y una reserva neutralizante que cuida el circuito de refrigeración.

Picture of David Loji, Andrés Muñoz y Francisco Esquivel

David Loji, Andrés Muñoz y Francisco Esquivel

automotriz@reforma.com

Te recomendamos:

LOS MÁS RENDIDORES DEL MERCADO

ESPECIAL: CONDUCTORES DE LA INDUSTRIA