¿QUÉ ES LA LEY DE ESPIONAJE?

El Congreso estadounidense aprobó por primera vez la Ley de Espionaje en 1917 a instancias del Presidente Woodrow Wilson.

En un intento por sofocar la disidencia contra el apoyo del Gobierno estadounidense a la Primera Guerra Mundial, la ley prohibía obtener o divulgar información relacionada con la Defensa Nacional si podía usarse a expensas de Estados Unidos o en beneficio de cualquier nación extranjera.

En 1918, un conjunto de enmiendas prohibió el discurso considerado desleal o abusivo hacia Estados Unidos.

Durante la guerra, por ejemplo, el productor de una película, “The Spirit of ’76”, fue procesado por la ley y sentenciado a prisión en 1918 porque el Gobierno creía que el filme dañaba a los británicos, un aliado del conflicto militar, por lo que se le consideró sediciosa, explicó Mark Zaid, abogado experto en seguridad nacional.

Esas enmiendas de sedición fueron derogadas en 1921, y los tribunales invalidaron posteriormente las condenas que se dieron con base en esas medidas.

En 1950, el Congreso modificó la ley por última vez y desde entonces no se ha revisado significativamente.

¿IMPIDE REVELAR INFORMACIÓN CLASIFICADA?

La Ley de Espionaje no considera un crimen el revelar la información clasificada.

Pero sí tipifica como delito la retención o divulgación no autorizada de información relacionada con la Defensa Nacional que podría dañar a Estados Unidos o ayudar a sus enemigos. Y fue promulgada décadas antes de que el Poder Ejecutivo estableciera el sistema actual de clasificación de secretos de Seguridad Nacional.

Generalmente, y bajo circunstancias normales, es casi seguro que un documento protegido por la Ley de Espionaje es clasificado. Pero debido a que los dos sistemas de protección —la clasificación del Poder Ejecutivo y la Ley de Espionaje— funcionan en paralelo, un documento no necesita ser clasificado para estar protegido por esta ley.

¿QUIÉN HA SIDO ENJUICIADO BAJO LA LEY DE ESPIONAJE?

La ley se ha utilizado para enjuiciar a espías y filtradores no autorizados, entre ellos estos casos destacados:

¿QUÉ PASA EN EL CASO DE TRUMP?

No está claro por qué Donald Trump tenía documentos clasificados en su residencia de Mar-a-Lago.

Todavía no hay evidencia de que el ex Presidente planeara publicar el material. Sin embargo, está prohibido sacar documentos de una instalación segura y su mal manejo también es una falta legal, ya que puede poner en riesgo los secretos nacionales.

Para las autoridades, puede resultar difícil determinar con precisión quién llevó los documentos secretos a Mar-a-Lago, quién decidió almacenarlos ahí y el alcance de la participación directa de Trump.

Si no hubo divulgación no autorizada de los documentos y los fiscales no encuentran intenciones criminales, también es posible que el Departamento de Justicia decida no seguir un proceso.

No obstante, la Ley de Espionaje incluye un estándar de negligencia grave, lo que significa que un fiscal no tiene que probar la intención delictiva para justificar el enjuiciamiento. 

Aún así, expertos legales afirman que la prioridad del Gobierno probablemente sea recuperar documentos clasificados y confidenciales, y asegurarse de que estén almacenados adecuadamente en lugar de estar en una caja en Mar-a-Lago. Si el Gobierno cree que ha recuperado todos los documentos secretos, los fiscales podrían decidir no seguir adelante con un caso legal. Pero no está claro cómo se desarrollará la investigación.

¿POR QUÉ PIDEN REVISAR LA LEY?

En años recientes, voces de la izquierda han criticado la ley, diciendo que se usó para enjuiciar a personas que filtraron secretos del Gobierno.

Y ahora, también los republicanos están denunciando la ley luego de que el Departamento de Justicia la citara en su orden de allanamiento para recuperar los documentos clasificados de la casa de Trump.

El Senador republicano Rand Paul ha citado la historia de la Ley de Espionaje para encarcelar a los disidentes de la Primera Guerra Mundial al argumentar a favor de su derogación.

Alison Grinter Allen, la abogada de Winner, la ex contratista condenada, también argumenta que la ley debería revisarse. Señala que su cliente no pudo presentar pruebas ante un jurado sobre el contenido de la información clasificada que filtró ni argumentar por qué el público tenía derecho a saber lo que ella había revelado.

El principal problema con la Ley de Espionaje es que realmente no se le permite apelar a la justicia o al interés público. Eso hace que sea realmente difícil defenderse”.