Desde los embalses secos y resquebrajados de España hasta los niveles escalofriantemente bajos de las aguas de ríos grandes como el Danubio, el Rin y el Po, una sequía sin precedentes afecta casi la mitad del continente europeo. Causa estragos en economías con fuertes sectores agrícolas, obliga a restringir el uso del agua, provoca incendios forestales y amenaza las especies acuáticas.
No ha habido lluvias importantes en casi dos meses en el oeste, el centro y el sur de Europa. En Reino Unido, donde llueve a menudo, el Gobierno declaró una sequía en el sur y el centro de Inglaterra el viernes, en medio de uno de los veranos más calurosos y secos de la historia.
Se espera que el periodo seco continúe y genere la peor sequía en 500 años, según los expertos.
El cambio climático está exacerbando la situación pues las altas temperaturas aceleran la evaporación, las plantas necesitan más humedad y reducidas nevadas en el invierno limitan la cantidad de agua fresca para la irrigación en el verano.