Se trata del primer rediseño de las vacunas contra el coronavirus desde que se lanzaron a finales de 2020, una medida esperada y pedida incluso por expertos y autoridades ante las mutaciones del virus que estaban evadiendo las defensas de las fórmulas anteriores.
La FDA autorizó dos opciones dirigidas a la subvariantes BA.4 y BA.5 de Ómicron que ahora son dominantes en el mundo y más contagiosas. La primera fue hecha por Pfizer y su socio alemán BioNTech y la segunda por la farmacéutica estadounidense Moderna.
Se trata de vacunas bivalentes que atacan tanto a la versión original del coronavirus, como a las nuevas variantes de Ómicron. En ese sentido, contienen la mitad de la fórmula de la vacuna original y la mitad de una nueva adaptada para las versiones recientes.