Cuando el padre de Isabel murió en 1952, Churchill se quejó en un principio de que ella era “sólo una niña”. Pero, supuestamente, en cuestión de días el líder se rindió a ella: “Todos los cineastas del mundo, si hubieran rastreado en el globo entero, no habrían podrido a encontrar a nadie más adecuado para el papel”. Ambos tuvieron una relación cercana.