El culto y la devoción a esta imagen se remonta al siglo 16, con la atribución de una larga lista de favores y milagros, aunque fue hasta 1734 que empezó a peregrinar por los templos de la Ciudad, iniciando por la Catedral de GuadalajaraEl culto a “La Generala” suma ya casi cinco siglos.

Cada 12 de octubre desde la madrugada, “La Pacificadora” hace un peregrinaje desde la Catedral de Guadalajara hasta la Basílica de Zapopan, en un recorrido de 9.2 kilómetros. En ese viaje es acompañada hasta por 2 millones de feligreses, entre ellos más de 20 mil danzantes quienes le rinden honores con oraciones, música y danzas.

Como se conoce actualmente, la tradición suma 288 años de antigüedad y desde que inició no ha perdido fuerza, al contrario, es una costumbre que se ha hecho más fuerte con el paso del tiempo y así lo reconoció en 2018 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), cuando “La Romería, Ciclo Ritual de la Llevada de la Virgen de Zapopan“, fue distinguida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Durante casi cinco siglos a la Virgen de Zapopan se le han atribuido milagros, mediaciones en guerras y rebeliones, intervenciones para acabar con epidemias y tempestades, hasta intercesiones para acabar con la sequía y favorecer a las tierras durante el temporal.

“Es una imagen peregrina y su planteamiento desde siempre fue salir a las comunidades a brindar auxilio espiritual y eso se formalizó en el siglo 18 con la Romería, aunque la veneración ya existía mucho antes; el culto y la devoción han estado vigentes desde el siglo 16 y hasta el 21, que no es poca cosa”, relata el arquitecto Ignacio Gomez Arriola, quien fue uno de los expertos en elaborar el expediente enviado a la UNESCO.

A lo largo de su historia se ha ganado una larga lista de títulos y distinciones que reflejan el fervor y la fe de sus fieles seguidores, que no solo se ubica en Zapopan, sino que se extienden por Ciudad de México, Coahuila, Zacatecas, Nayarit, Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Estado de México y Puebla, incluso la devoción ha cruzado fronteras y ha llegado a distintas ciudades de Estados Unidos.

La Romería no es solo un fenómeno religioso, sino toda una tradición cultural y comunitaria que une esfuerzos de distinta naturaleza: desde las autoridades eclesiásticas y laicas, hasta multitudinarios grupos de danzantes que cada año le rinden honores con el movimiento de sus cuerpos.

“Este ritual tiene un matiz no religioso, es una festividad de congregación multitudinaria que no necesariamente implica una fe extrema de los participantes, sin embargo, los grupos de danzantes dicen que danzar es una forma de orar con el cuerpo, eso es muy valioso porque se adquiere otro matiz muy distinto.

“Claro que hay elementos claramente religiosos de mucho arraigo, que hacen que se mueva un montón de gente, que sigan las comunidades asociándola con milagros, con favores, con auxilio”, abunda Gómez Arriola.

Héctor Quintero se hizo devoto e investigador de la Virgen de Zapopan desde hace casi 20 años. Acude a la Romería desde que era pequeño porque es una “vitamina para el alma” ver la devoción y fe con la que la gente le rinde honores. Hay un sincretismo que se siente en la peregrinación, un fervor que se contagia, advierte.

“La gente ve la Romería con otros ojos, para mí ha sido una medicina, un camino para la devoción, que me llena muchísimo”, recalca Quintero, quien precisamente por esa admiración abrió un canal de YouTube y un grupo en Facebook denominado Reina y Madre de Jalisco, para divulgar y promover el conocimiento en torno a “La Generala”, a través de los múltiples símbolos, significados y lecturas históricas, artísticas, sociales y religiosas en torno a este fenómeno.

“A lo largo de todo el año, el planeamiento de este evento descansa en una estrecha interacción de diversas comunidades, lo cual propicia la renovación y el fortalecimiento de los vínculos sociales anudados entre ellas.

 

“Gracias al continuo apoyo de las comunidades a la Romería, este elemento del patrimonio cultural se ha convertido en uno los más populares y arraigados del oeste de México. Agrupados en asociaciones civiles y eclesiásticas bien organizadas, los depositarios y practicantes del elemento han garantizado con éxito su supervivencia hasta la fecha”, expresa la UNESCO sobre la fortaleza de este ritual y por qué fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Aunque la Virgen de Zapopan no interrumpió su peregrinar durante la pandemiaen 2020 y 2021 no hubo multitudes y los fieles debieron seguir la Romería a través de medios virtuales. Ahora volverá a las calles de la Ciudad, este 12 de octubre, bajo el lema “Reina de la Paz, Intercede por Nosotros”, y se espera que sea protagonizada por entre 1.5 y 2 millones de visitantes.

La Romería no depende ni del clero ni de los frailes ni de la arquidiócesis ni de la iglesia en un sentido estricto, es cultura popular franca y pura, con valores y postulados cristianos, indocristianos, de cultura identitaria”, completa el presbítero e historiador, Tomás de Híjar.

ROMERÍA Y FE INDOCRISTIANA

Desde los primeros años de la Conquista se establecieron pueblos de indios en todo el reino de la Nueva España y en especial de la Nueva Galicia. En estas poblaciones se replicaban los centros ceremoniales según la cosmovisión mesoamericana, pero con la integración cristiana, con atrios, cementerios, templos y hospitales. 

Eso permitió que se hiciera una mezcla de las visiones sagradas: por un lado se desarrollaron cultos locales a partir de imágenes cristianas confeccionadas por los pueblos nativos que utilizaban técnicas propias, así como la realización de fiestas y actividades rituales propias, que incluían prácticas paganas, entre ellas danzas, relata el presbítero Tomás de Híjar.

“Con eso se va a dar una fusión simbiótica entre los cultos originarios y el cristianismo que va a generar para la cultura mexicana cultos locales a partir de imágenes que tienen elementos que entienden e interpretan las comunidades originarias y que se van convirtiendo en parafernalias con mucho contenido.

“Ese es el caso del culto a Nuestra Señora de Zapopan, que en la Nueva Galicia será, junto con el Nuestra Señora de San Juan de los Lagos y Nuestra Señora de Talpa, los tres cultos más característicos de la demarcación”, recalca De Híjar, también profesor de iconografía cristiana en la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO) desde hace casi 20 años.

De Híjar recuerda que el culto a la Virgen de Zapopan se remonta al siglo 16, según los escritos de Jesús Francisco de Florencia, y se fue consolidando en los siguientes años. La pequeña escultura de apenas 34 centímetros de alto empezó a tomar relevancia en 1611 tras el colapso del hospital del pueblo de indios de Zapopan, en donde se situaba la imagen tallada en pasta de caña de maíz y madera labrada

Solo quedó en pie el retablo donde estaba la escultura de la virgen, que se trasladó al templo y gracias al párroco de Atemajac, don Diego de Herrera, se declara milagrosa, añade De Híjar.

Con el transcurso de los años, a la Virgen de Zapopan se le atribuyeron una larga lista de milagros y favores. En 1721 se desató una gran epidemia mortal que alcanzó al Obispo de Guadalajara, fray Manuel de Mimbela. 

“Aunque se hicieron varias rogativas y procesiones de penitencia, la epidemia no cesaba, al empeorar la salud del obispo, el canónigo Sebastián de Feijó, se dirigió al santuario de Zapopan y lleno de fe, se abrazó con la imagen original de Nuestra Señora de Zapopan y al ponerla en contacto con el señor obispo, éste recobró los sentidos, y pudo disponerse a bien morir, siendo esta muerte la que parecía buscar la peste, pues en cuatro días se dio alivio a los contagiados restantes.

La celebridad de la Virgen de Zapopan era notoria por todo el obispado de la Nueva Galicia, diariamente llegaban peregrinos a su santuario, agradecidos por los milagros alcanzados por su intercesión”, relata Héctor Quintero, investigador del tema zapopano desde hace dos lustros e impulsor de la plataforma de divulgación Reina y Madre de Jalisco.

En 1731 se hizo una investigación sobre los milagros de “La Generala”, y entre los testimonios recabados destacaba que había calmado epidemias y suavizado el rigor de las tempestades, añade Quintero, también autor del libro Vengo Siguiendo tus Pasos, 80 Años de Fundación de la Guardia de Honor de Nuestra Señora de Zapopan.

A partir de 1734, a la Virgen de Zapopan se le da el título de Patrona de Aguas de Guadalajara para apelar a los favores divinos en tiempos de lluvias porque la Ciudad, desguarnecida de pararrayos en ese momento, sufría las descargas eléctricas especialmente en el temporal, de modo que a partir de esta fecha, al inicio de tiempo de aguas, el 13 de junio, hasta el cierre del temporal el 4 de octubre, la imagen va a recorrer los templos de la Ciudad comenzando por la Catedral”, recapitula De Híjar. 

A lo largo de su historia, la Virgen de Zapopan ha recibido una larga lista de títulos religiosos y laicos desde “La Pacificadora”, “La Taumaturga”, “La Generala de las Armas de Nueva Galicia”, “Patrona Universal del Estado libre y Soberano de Jalisco”, “Patrona contra Rayos, Tempestades y Epidemias”, “Reina del Lago de Chapala”, “La Salvadora de la Miseria y del Pecado”, “La Santa”, “La Patrona de la Bondad”, incluso el 12 de octubre de 1989, el Papa Juan Pablo II la nombró “Patrona Universal de la Arquidiócesis de Guadalajara”.

VENERACIÓN EN MOVIMIENTO

La oración también puede expresarse a través del movimiento. Como una plegaria atada al suelo, pero con la vista en el cieloSalvador Vázquez Mejía ha sido un fuerte creyente de los poderes milagrosos de la Virgen de Zapopan. 

Ahora tiene 70 años, pero su amor por “La Chaparrita”, como la llama, se remonta a 1960, cuando apenas tenía ocho años y ya veía con curiosidad las danzas rituales que la familia de su madre practicaba en honor a “La Generala”

Aunque su padre nunca estuvo de acuerdo, Salvador decidió que quería unirse a un grupo de danzantes. Bailó para “La Patrona”, durante dos décadas, pero después fue llamado a distintas labores administrativas y logísticas del Cuartel General de Danza Chimalhuacanas del Estado de Jalisco, una de las cuatro asociaciones de danzantes que acompañan a la Virgen de Zapopan cada 12 de octubre.

Salvador sabe del poder de la danza. Ha bailado para “La Pacificadora” toda su vida. Ahora no lo hace de manera formal, pero de vez en cuando los pies se le sueltan.

Por medio del baile se hace una oración en movimiento, realmente manejamos todo el cuerpo, lo utilizamos todo como una ofrenda, para agradecer a la virgen todo lo que nos ha dado”, relata Salvador. 

Según cifras oficiales, este año volverán a las calles cerca de 26 mil danzantes para acompañar a la Virgen de Zapopan en su viaje de regreso a la Basílica de Zapopan. Con la pandemia, varios portadores de esta tradición se han retirado, algunos murieron, lamenta Salvador. 

Solo en su cuartel, Salvador suma 10 mil danzantes. En las otras asociaciones se repartirán los 16 mil restantes; aunque antes de la pandemia el contingente en conjunto alcanzaba a casi 33 mil

“Danzar para ‘La Chaparrita’ es una gran satisfacción, no hay dinero de por medio, hay mucho cansancio, porque físicamente es muy pesado (danzar más de 9 kilómetros solo durante la Romería), pero la gran recompensa es hacer esta ofrenda”, abunda Salvador. 

Con información de Rebeca Pérez Vega / Imágenes: Cortesía Ayuntamiento de Zapopan.