Desde sus años como estudiante en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara, Fernando González Gortázar (1942-2022) estuvo interesado en la importancia y el valor del arte público. 

Varias de las obras más icónicas de su trayectoria fueron construidas en Guadalajara con una amplia aceptación del público que las ha adoptado como parte de su vida cotidiana. 

El arquitecto, escritor y amigo cercano del fallecido, Antonio Riggen dice que la mejor forma de honrar el legado de González Gortázar es reconocer y vivir las obras públicas que dejó. 

“No hay de otra más que ir a visitar sus obras, las obras de Fernando no se entienden sin la interacción del visitante, su obra necesita del espectador para que pueda encender la obra, su obra es así, si no se visita no hay obra, la mejor manera de rendirle homenaje a Fernando es visitando sus obras, habitándolas y preservándolas”

Sin embargo este no ha sido el trato que le han dado a su obra en Guadalajara. 

A pesar de la importancia de Fernando González Gortázar en la arquitectura internacional, sus obras en Guadalajara han sufrido varias modificaciones. 

En 2012 el propio arquitecto denunció en su columna semanal que su obra la Fuente Hermana Agua y la Fuente del Federalismo, así como la plaza José Clemente Orozco en la colonia Arcos habían sido modificadas sin su consentimiento y sin consultarlo. 

El ayuntamiento de Guadalajara advirtió que no necesitaban su permiso siendo estas obras del municipio. 

En Zapopan, debido a la construcción de la Línea 3 del Tren Ligero desmontaron y luego perdieron las piezas de un puente de su autoría cerca de Plaza Patria.

En una entrevista con MURAL en 2016, el artista y arquitecto dijo que había sido objeto de engaños y burlas por parte de las autoridades que no le daban respuesta al paradero del puente. 

“Con todo lo que ha pasado no quiero volver a saber del puente, yo soy quien tiene los derechos de autor y me niego a transmitirselo a nadie, de tal manera que por mi parte ese puente es sólo un recuerdo y un testimonio de la barbarie y la falta total de profesionalismo y de seriedad con la que se manejan los asuntos urbanos en Guadalajara”, dijo entonces. 

Estas son algunas de las obras de su autoría que todavía se pueden apreciar en Guadalajara y que ahora representan las huellas de uno de los grandes arquitectos y pensadores de la historia de México.

La Gran Puerta (1969)

Con la escuela de la escultura arquitectónica monumental que tenía, Gortázar fue autor de la puerta de entrada al así llamado Parque Amarillo en  la colonia Jardines Alcalde,

Es una enorme estructura geométrica que los visitantes del parque atraviesan todos los días.

Se trata de una estructura monumental que en su momento fue el centro sobre el que gravitaban el resto de las estructuras arquitectónicas de la colonia, en sus inicios exclusiva y adinerada: la iglesia, las casas, las calles y el tránsito vehícular. 

Fuente hermana Agua (1970)

En el cruce de las avenidas Las Rosas y López Mateos fue construída una fuente singular, dedicada al agua y a las posibilidades de sus propiedades. 

El artista mexicano de origen alemán Mathias Goeritz escribió en 1986 sobre la estructura: “Es esta una de las fuentes más hermosas y originales que conozco; al combinar el concreto con los chorros de agua, logró descubrir una belleza del material que no ha sido superada”.

Sin embargo en 2012 esta estructura fue modificada y, en las palabras del mismo González Gortázar, sepultada “bajo una capa de pintura ahulada de color indefinible y vulgaridad insuperable”. 

Fue construída al centro de la colonia Chapalita y según la investigadora Marta Olivares Correa en su artículo “Fernando González Gortázar: un arquitecto poliscópico ‘con duende’” en 2019, fue una obra controvertida. 

“Una vez ejecutada, los colonos consideraron que esos grandes prismas de concreto por los que se desliza el agua eran francamente feos; pero al paso del tiempo, la presencia refrescante del agua y las telúricas masas terminaron por imponerse, y el gusto de los residentes cambió; así, de sufrir un rechazo franco pasó a convertirse en un elemento de orgullo”.

Cubos (1972)

Como un inmenso punto de referencia, esta obra ya es parte del desarrollo urbano de la Ciudad. La escultura de 30 metros de altura está formada por 20 cubos que, puestos de dos en dos, van formando un par de hileras que dan la sensación de que van girando. 

Parque González Gallo (1972)

Esta obra pública fue encargada en 1971 al joven González Gortázar que en ese entonces tenía tan solo 29 años, el parque estaba dedicado a su padre, el para entonces fallecido exgobernador José de Jesús González Gallo. 

Aunque sí es un parque relativamente transitado y activo hasta esta fecha, esta obra es principalmente recordada por las esculturas monumentales que se encuentran al ingreso norte,  coloquialmente llamadas las pistolas, tres grandes estructuras de concreto pintadas de amarillo brillante y blanco, para darles movimiento si son vistas desde un coche por la calle.

Cubos Alcalde (1973)

Siguiendo con este juego geométrico que caracteriza a su obra se construyeron estos cubos en la Plaza de la Unidad Administrativa del Gobierno del Estado, compuesta de varios niveles consta de cuatro islas con cubos de concreto sobrepuestos, rodeada por edificios gubernamentales, el Teatro Alarife Martín Casillas y el CODE en avenida Alcalde. Era una fuente que ahora está seca en la que los niños juegan cuando están cerca. 

Plaza del Federalismo (1975)

En el cruce de las calles España y la avenida Federalismo Gortázar diseñó una obra inspirada en la Calzada de los Gigantes de Irlanda, formada por prismas de basalto. La plaza conforma un relieve que visto desde arriba tiene la forma de la República Mexicana dividida por sus estados y el Distrito Federal, hechos como estalactitas de diversas alturas construidas con tabique y forradas con placas prefabricadas de concreto blanco que tendrían que ir rodeadas de agua. 

Eventualmente la fuente fue modificada por el ayuntamiento de Guadalajara. Se suponía que el agua de la fuente se derramara por las escalinatas haciéndola un conjunto “transitable”, y que por ello los límites entre la fuente y la plaza se borraran, pero ahora tienen estas un borde para que el agua se estanque y la fuente, en general, siempre está apagada.

En el Tren Ligero (1992)

Aunque pocos lo saben, el arquitecto Fernando González Gortázar intervino en los acabados de la Estación Juárez del Tren Ligero ubicada en el Parque Revolución o el Parque Rojo, cuyo diseño inicialmente fue encargado en los años de 1935 a Luis Barragán. 

Ahí Gortázar propuso un prisma emergente de la tierra, formado por tres muros unidos y cerrados por una cortina translúcida y un tragaluz. En el interior de la estación hay dos murales de Vicente Rojo, tituladas Palmeras. También es de autoría de González Gortázar el diseño gráfico de los logos que indican las diferentes estaciones de la línea 1 del Tren Ligero tapatío, diseñados en 1974. 

Información: Alejandra Carrillo Fotos: Especial