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Juan Carlos Rodríguez

Por una “moda” que se ha generalizado en la Ciudad, señalamientos viales están “tapizados” de calcas que obstruyen por completo los mensajes y afectan así a peatones y conductores.

Esta práctica se ha extendido también a otro tipo de mobiliario urbano como semáforos, postes y hasta botes de basura, entre otros.

“Ha ido creciendo”, señaló un agente de Tránsito, “antes eran una o dos (calcas), pero ahora ya no se ven (los señalamientos)”.

Anuncios con indicaciones de tránsito e información general se vuelven a veces indescifrables por la gran cantidad de pegotes que les colocan.

Esta modalidad también ha afectado señalamientos de orientación para personas con discapacidad, usuarios del transporte público y propietarios de cajones de estacionamiento.

José Luis Garza, diseñador que vende calcas en conciertos y mercados del Centro de Monterrey, comentó que esta modalidad substituyó en parte al uso de marcadores y aerosoles.

“Es más barato, es más fácil colocarlos sin que nadie se dé cuenta, no huelen, y es un daño más rápido de arreglar”, consideró.

Sin embargo, empleados de Servicios Públicos no coincidieron con esa opinión, al destacar que al desprender las calcas deben tallar los señalamientos y quedan dañados.

“Pues le tallas y a ver qué se quita”, señaló un coordinador de Servicios Públicos en Monterrey, “pero con la tallada dañamos la calca grande y pues hay que cambiarlo, es caro”.

Algunos puntos donde hay señalamientos tapizados las calles Hidalgo, Arteaga, Juárez, Madero y Colegio Civil, y el Barrio Antiguo.

El Artículo 105 del Reglamento de Tránsito homologado señala que:

Queda prohibido en las vías públicas lo siguiente:

I. Alterar, destruir, derribar, cubrir, cambiar de posición o lugar las señales y/o dispositivos para el control de tránsito y vialidad.

Las sanciones establecidas son de 15 a 20 cuotas, es decir, de mil 443 a mil 924 pesos.