"Puedes tener todo el conocimiento, el duende de García Lorca, pero hay que dejar que el tiempo haga su trabajo", dice Gustavo Dudamel. Foto: Cortesía LA Phil

ERIKA P. BUCIO

A los ojos del público, el director de orquesta Gustavo Dudamel (Barquisimeto, 1981) ha dejado atrás esa “efusividad coreográfica” de la juventud, aunque por dentro siga latiendo “a mil por hora”.

   El músico venezolano ha cruzado la barrera de los 40 años y a su responsabilidad como director musical y artístico de la centenaria Filarmónica de Los Ángeles, con un contrato vigente hasta 2026, se añade la dirección musical de la Ópera Nacional de París, donde ya cumple su segunda temporada. 

   “Puedes tener todo el conocimiento, el duende de García Lorca, pero hay que dejar que el tiempo haga su trabajo”, comparte en entrevista desde sus oficinas en Los Ángeles.

   Dudamel conserva las maneras sencillas de alguien que parece no dejarse encandilar por el estatus de superestrella, un calificativo que el venezolano desdeña. 

   Procedente del mundo de la música clásica ha logrado un sitio en la cultura pop, dirigió a la Orquesta Juvenil de Los Ángeles (YOLA, por sus siglas en inglés) en el espectáculo de medio tiempo del Superbowl de 2016, apareció en la serie de Los Simpson, inspiró al personaje interpretado por Gael García Bernal en la serie Mozart in the Jungle, y con el cineasta Steven Spielberg dirigió la partitura para la nueva adaptación de West Side Story de Leonard Bernstein. 

  En la primavera de 2023, Dudamel volverá a dirigir programas con la Filarmónica de Berlín y la Filarmónica de Nueva York.

   Dudamel reflexiona sobre la experiencia, un regalo del tiempo, desde que deslumbró al ganar el concurso de dirección Gustav Mahler, en Alemania, a los 23 años, cuando su carrera despegó y al año siguiente ya había firmado con el prestigioso sello Deutsche Grammophon.

  “Al final vas entendiendo que la dirección es algo muy metafísico que va más allá de los movimientos del cuerpo, a través de una conexión con el pensamiento y espiritual, la única manera de entenderlo es con el tiempo”, pregona este hijo de El Sistema, fundado por su mentor José Antonio Abreu. 

   Al mando de la Filarmónica de Los Ángeles como su director musical desde 2009, Dudamel piensa que ha logrado un “camino de ascenso” con la orquesta al poner a la comunidad en el centro, habla de tender puentes con México porque “en esencia corre la misma sangre, el mismo espíritu, la misma identidad”.

   Se muestra en particular orgulloso de la Iniciativa Panamericana, un programa para posicionar a las obras de compositores de la región dentro del gran repertorio sinfónico y eso se hace, asegura, al abrir espacios a los jóvenes compositores. 

   “Hay que darle pues la posición merecida y justa a todo este talento que está existiendo. Es para mí una misión”.

   Piensa extender este programa para los próximos tres o cuatro años, ya refrendó la invitación a la compositora mexicana Gabriela Ortiz para continuar como curadora. 

   Era un adolescente cuando comenzó a dirigir, a los 18 años José Antonio Abreu lo nombró director musical de la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar.

   Recuerda que en esas primeras giras como concertino de la Orquesta Sinfónica Infantil de Venezuela y luego, dirigiendo a la Juvenil Simón Bolívar, el repertorio latinoamericano era recibido con cierto exotismo. 

   “No te voy a negar, evidentemente, que cuando hacíamos giras y tocábamos la música latinoamericana era algo especial, pero yo creo que ya es distinto. 

   “En el camino que hemos recorrido después de tantos años, ya la gente lo siente suyo, por ejemplo, el Danzón número 2 de Arturo Márquez ya no es algo exótico porque lo tocan todas las orquestas alrededor del mundo”, dice el director de la Sinfónica Simón Bolívar, a la que sigue ligado, a distancia, enemistado con el régimen del Presidente venezolano Nicolás Maduro.

   Dudamel se muestra entusiasmado con la gira de otoño de la orquesta, la primera que emprenden desde el confinamiento por el Covid-19, con presentaciones en el Symphony Hall de Boston y el regreso de la Filarmónica de Los Ángeles al Carnegie Hall de Nueva York después de 30 años.

   Estarán el 28 de octubre en el Auditorio Nacional y el 29 la orquesta debutará en el 50 Festival Internacional Cervantino en el Teatro Juárez. Un festival que juzga “representativo de toda nuestra cultura”.  

   Contempla el estreno en México de Altar de cuerda, el nuevo concierto para violín de Gabriela Ortiz, y su pieza orquestal Kauyumari, ambas comisiones de la Filarmónica, además del concierto para violín, Fandango, de Arturo Márquez. 

   Actuarán como solistas la violinista española y ganadora del Concurso Menuhin 2021, María Dueñas, y la violinista estadounidense Anne Akiko Meyers.

   Son añejos sus lazos con México, tendría 11 o 12 años y tocaba el violín, cuando Arturo Márquez lo dirigió en el Danzón número 2. Ha sido un aliado de El Sistema, fundado en 1975, al que también dieron acompañamiento Carlos Chávez y Eduardo Mata.

   “Yo siento a México también como mi patria”, asegura el director de orquesta, quien contempla reunirse con la Secretaria de Cultura Alejandra Frausto.  

   

"Al final vas entendiendo que la dirección es algo muy metafísico que va más allá de los movimientos del cuerpo, a través de una conexión con el pensamiento y espiritual, la única manera de entenderlo es con el tiempo".

"Yo siento a México también como mi patria", asegura el director de orquesta, quien tendrá dos conciertos en el País. Foto: ©Nohely Olivero / Cortesía LA Phil

LO QUE VIENE

Frente a los augurios ominosos respecto al futuro de la música clásica, Dudamel opone un optimismo anclado en la educación.

  “Yo no tengo ningún temor, mucha gente dice que está destinada a desaparecer, ¡ha estado destinada a desaparecer por muchos años!

   “Yo creo que el futuro de la música clásica se juega en algo muy básico: darle la posición justa a la música dentro de la sociedad y la educación de los jóvenes”, enfatiza Dudamel.

   Pero también pasa por una renovación de las instituciones y que se aventuren a tomar riesgos.

   “El grave problema es quedarse estático en el repertorio, tocando para la misma gente, está claro que te estanca”, enfatiza. “Pero cuando lo amplías y te arriesgas a programar música que quizá no está dentro de la cabeza del mismo público, ahí arriesgas, tú creas un vínculo de manera honesta y natural”.

   Cumple su segunda temporada como director musical de la Ópera Nacional de París. 

   Los músicos lo eligieron para suceder al suizo Philippe Jordan, tenían en la memoria la grata experiencia de haber sido dirigidos por Dudamel en una producción de La Boheme, de Puccini de 2017. 

   No es ningún extraño en el mundo de la lírica, ya ha dirigido una treintena de títulos en prestigiosos escenarios como La Scala de Milán, la Ópera de Viena, la Metropolitan Opera House y la Ópera Estatal de Berlín. 

   Bajo su guía, la agrupación marcará un hito con la primera gira en su historia a Londres en la primavera de 2023. Dos veces al año se propone hacer repertorio sinfónico con la orquesta parisina. 

   “¡Imagínate, están al lado y en la historia de la orquesta, de la institución, nunca había estado en Londres! Vamos por primera vez al Barbican (Centre)”, cuenta con ese entusiasmo que contagia a los atrilistas. 

   Pero no será el único hito, Dudamel programó para marzo-abril de 2023 una ópera de John Adams, Nixon en China, un compositor que nunca se ha tocado en esa casa de ópera y contempla también al británico Thomas Adès y a compositores latinoamericanos.

   “Tenemos el sueño, por supuesto, de traer la ópera acá a los Estados Unidos inclusive a México y a Latinoamérica ¿por qué no? Evidentemente eso ya viene con el tiempo”, dice Dudamel, quien se propone ampliar el público para la ópera y aprovechar el “magnífico” programa educativo ya existente. 

   Todas las artes son capaces de duende, pero donde encuentra más campo, es en la música, según García Lorca. Desde el podio, Dudamel cultiva el duende.

Dudamel prepara una gira a Londres con la Ópera Nacional de París para la primavera de 2023. Foto: ©Danny Clinch / Cortesía LA Phil

"Yo no tengo ningún temor, mucha gente dice que (la música clásica) está destinada a desaparecer, ¡ha estado destinada a desaparecer por muchos años!".

LAS CONFESIONES DE UN DIRECTOR

Como hijo de El Sistema, el músico venezolano es un férreo defensor del poder transformador de la música. Foto: ©Stephan Rabold / Cortesía LA Phil

A donde quiera que vaya, Gustavo Dudamel carga desde joven con una copia desgastada de Las confesiones de Rousseau, considerado como los cimientos de la autobiografía moderna, y otra maltratada de Así habló Zaratustra de Nietzsche. 

   “En este momento es fundamental entender la dimensión de la cultura. No tantas personas creen en la belleza superior en estos días, pero soy un firme creyente. También creo en la verdad y en la alegría —sobre todo en la alegría—, así como en la hermandad y en la libertad del espíritu humano”, responde el director de orquesta a propósito de sus propias confesiones.

   Siempre ha sostenido que un director no es nada sin una orquesta y es el trabajo colectivo lo que le “enamora” de la dirección orquestal. 

   “No se trata del aislamiento del director como un jefe y como un todo, pues me siento parte de un equipo. El director propone, inspira, lidera… pero a través de la inspiración de la misma música que hace. Dentro de todas las interpretaciones que he hecho, prevalece la regla de disfrutar y de conectar a través del respeto a los artistas con quienes trabajo y el respeto a la obra y a la música que toco”.

   Sube al podio enarbolando las enseñanzas de su mentor, José Antonio Abreu, fundador de El Sistema (un programa de educación musical instituido en barrios vulnerables de Venezuela para combatir la exclusión social), quien pregonaba que “cada oportunidad de hacer música es una ocasión para mejorar el mundo” y el arte es un derecho universal. 

   Dudamel entendió a través suyo que la música “une comunidades más allá del entretenimiento: forma vínculos a través de un lenguaje común y universal” como comprendió que “la exclusión social implica un despojo de identidad y que la cultura, precisamente, permite su construcción”.

   “Así que hay que seguir, a tocar, cantar y luchar, ese fue el lema de inspiración para El Sistema y mi promesa a mi querido maestro. Hasta hoy en día, en donde esté dirigiendo a una orquesta, siento la presencia del Maestro junto a mí. Fue mi mentor, quien me dio tanto entrenamiento musical como una filosofía de vida”.

 

CONÓZCALO

Gustavo Dudamel (Barquisimeto, Venezuela, 1981)

Director de orquesta

  • Músico y compositor.
  • Su padre era trombonista y su madre, profesora de voz.
  • Estudió violín, pero muy temprano lo atrajo dirigir, y a los 13 años formó su orquesta juvenil.
  • En 1996, fue nombrado director musical de la Orquesta de Cámara Amadeus, donde José Antonio Abreu descubrió su talento y se convirtió en su mentor.
  • En 1999, a los 18 años, fue nombrado director musical de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar de Venezuela, compuesta por graduados del programa El Sistema.
  • Cobró atención internacional al ganar la edición inaugural del concurso Gustav Mahler de la Orquesta Sinfónica de Bamberger en 2004.
  • Director musical de la Orquesta Sinfónica de Gotemburgo (2007-2012), donde tiene el título de director honorario.
  • Desde 2009 es director de la Filarmónica de Los Ángeles.
  • Ha recibido múltiples premios en diferentes países, entre ellos varios Grammys.
En la Ciudad de México, Dudamel y LA Phil se presentarán en el Auditorio Nacional. Foto: ©Danny Clinch / Cortesía LA Phil

DOS CONCIERTOS

La Filarmónica de Los Ángeles, bajo la batuta de Gustavo Dudamel, tendrá dos presentaciones en el País el próximo fin de semana en el marco del Festival Internacional Cervantino:

Programa

  • *Altar de cuerda, de Gabriela Ortiz
    Concierto para violín y orquesta.
    María Dueñas, violín
  • Sinfonía núm. 1, Titán, de Gustav Mahler
  • Auditorio Nacional, CDMX.  Viernes 28 de octubre, 20:30 horas.
  • Teatro Juárez, Guanajuato. Sábado 29 de octubre, 21:00 horas

*Estreno en México