Por José Villasáez
y Uriel Vélez

Las banquetas ampliadas del Centro de Monterrey están tomadas por vendedores ambulantes, mientras que las calles son “tierra de nadie”, ya que camiones y taxis se detienen donde sea para subir y bajar pasaje, mientras que conductores particulares se estacionan en las denominadas bahías, previstas para el transporte público.

En las zonas peatonales, como las aceras de Juárez, Juan Ignacio Ramón y Doctor Coss, que formaron parte del proyecto denominado Calles Completas, cada vez son más los comerciantes informales que obstruyen el paso de los peatones.

Desde charoleros hasta oferentes con puestos semifijos, los vendedores trabajan en diversos puntos dentro los tramos que comprendió la obra de 85 millones de pesos.

Esto, a pesar de que el Estado y el Municipio de Monterrey, en las pasadas Administraciones, aseguraron que fue prohibida la operación de ambulantes en las nuevas banquetas.

Pero, en la práctica, los informales invaden los espacios.

Igualmente, las banquetas las obstruyen los comercios al extender sus negocios a esos espacios.

Este problema se observa principalmente por Juárez, en donde la mercancía de diversos establecimientos ocupa espacios en las nuevas aceras, también invadidas por basura.

Las obstrucciones no son sólo en las banquetas, ya que en el Primer Cuadro es común observar que rutas urbanas y taxis suban pasaje donde sea, atropellando los reglamentos y arriesgando a sus pasajeros.

A su vez, los autos particulares invaden las bahías exclusivas para camiones, impidiendo que éstas cumplan su labor.

Juárez es un ejemplo del desorden vial que hay en el Centro.

Entre Ruperto Martínez y Aramberri, vehículos particulares invaden las bahías exclusivas para los camiones, provocando que los pasajeros suban o bajen de camiones estacionados en doble fila.

De acuerdo con el Articulo 252 de la Ley de Movilidad, los particulares tienen prohibido estacionarse en las bahías para camiones:

D. Infracción cometida por prestadores de servicio público de transporte y/o personas físicas o morales:

II. Cuando el prestador del servicio público del transporte y/o personas físicas o morales con sus vehículos, instalaciones o anuncios publicitarios impidan la prestación del servicio público de transporte o provoquen distracción de los conductores o inseguridad en la operación, poniendo en riesgo la seguridad de las personas o del interés público, incluyendo la invasión de bahías, así como invadir carriles exclusivos o confinados para tránsito rápido de la modalidad BRT, se impondrá una multa de 20-veinte a 100-cien UMAS (de $1,924 a $9,622).

“Aquí cada quien hace lo que quiere”, criticó Arturo, un usuario de la Ruta Túnel.

“Se estacionan aquí los carros a esperar a que las personas hagan sus compras sin que nadie les diga nada, ni las patrullas, ni los tránsitos”.

En Cuauhtémoc, igualmente, las personas deben esperar el transporte en la calle debido a que las banquetas son invadidas por puesteros.

También los taxis imponen su ley, al estacionarse en lugares prohibidos para subir o descender pasaje, lo que entorpece la vialidad.

“Siempre es el mismo desorden. Se viven cayendo personas del camión o los carros golpean a las personas…, pero nadie hace nada”, dijo Raúl Hernández, quien regularmente toma su camión en Cuauhtémoc.