REVANCHA Y ASCENSO

Alzándose como único candidato para suceder a Liz Truss, obligada la semana pasada por los propios conservadores a abandonar el poder tras solo un mes y medio en que sembró el caos con sus políticas fiscales, Sunak toma ahora la revancha.

Truss derrotó a Sunak el 5 de septiembre con el 57 por ciento de los votos de los militantes conservadores. Entonces, el ex Ministro de Finanzas describió repetidamente las ideas de su predecesora como una economía “de fantasía” que asustaría a los mercados.

Se demostró que tenía razón, pero tras una carrera por el liderazgo por la vía rápida, algunos conservadores dicen dudar de su compromiso con una visión de Estado pequeño al estilo de Margaret Thatcher para estimular el crecimiento, después de que puso a Gran Bretaña en camino a la mayor presión fiscal desde la década de 1950 con un gasto de emergencia pandémico para salvar empleos y el bienestar.

Al declarar su candidatura, Sunak, de 42 años, dijo que tenía un historial que demostraba que podía “arreglar nuestra economía, unir a nuestro partido y cumplir con nuestro país”.

PRIMER LÍDER DE ORIGEN INDIO

Nacido en Southampton en 1980 de padres de ascendencia india punjabi, Sunak habló repetidamente durante la última campaña de cómo ayudó en la farmacia que tenía su madre con los libros, haciendo las nóminas y llevando las cuentas.

Sus padres, de origen indio, emigraron a Reino Unido desde África oriental en la década de 1960, un periodo en el que muchas personas de las antiguas colonias británicas se trasladaron al país para ayudar a su reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial.

Tuvo una educación privilegiada: fue a un colegio de élite y es el más reciente Primer Ministro que ha estudiado política, filosofía y economía en la Universidad de Oxford, como David Cameron y su predecesora, Truss.

Durante la última campaña por el liderazgo apoyó la creación de más escuelas más selectivas, después de que el Partido Laborista de la oposición prohibió la creación de otras nuevas, pero ha dicho repetidamente que “una educación de clase mundial” debería ser un derecho de nacimiento.

También será la primera persona no blanca en convertirse en Primer Ministro británico.

Asegura no beber alcohol y cuida al extremo su imagen de seriedad y modernidad en las redes sociales, donde fue criticado por aparecer con carísimos dispositivos tecnológicos que ilustran cómo su vida difiere de la del británico medio.

UN POLÍTICO MILLONARIO

Antes de entrar en política ganó millones trabajando como banquero de inversiones en firmas como Goldman Sachs y fundó su propia financiera. En mayo pasado entró en la lista de las grandes fortunas.

Sunak también estudió en la prestigiosa Universidad de Stanford, en California. Fue ahí donde conoció a su esposa Akshata Murty, hija del confundador del gigante tecnológico Infosys, con quien tiene dos hijas.

El matrimonio de Sunak con la hija del multimillonario indio ha suscitado preocupación en el partido de que esté demasiado alejado de las preocupaciones de los votantes, algunos de los cuales se ven obligados por la inflación a decidir si gastan en comida o en calefacción.

No ayudó que en abril la esposa de Sunak se viera obligada a confirmar las informaciones de que su condición de no domiciliada significaba que no pagaba impuestos por todas sus ganancias internacionales, algo a lo que accedió a poner fin.

Él y su esposa tienen un patrimonio estimado en 730 millones de libras (910 millones de dólares).

La popularidad de Sunak decayó cuando, una vez levantadas las restricciones por el coronavirus, cortó las ayudas y comenzó a subir impuestos para cumplir con la ortodoxia presupuestaria.

“Para mí, ser conservador significa ser responsable del dinero, tanto el de la gente como el de las finanzas públicas”, se justificó ante los miembros de su partido que lo criticaban por esta impopular política.

EL RETO DE UNIR A LOS CONSERVADORES

Sunak, uno de los políticos más ricos de Westminster, llega a Downing Street con la necesidad de realizar profundos recortes en el gasto público para frenar la crisis fiscal, además de hacer frente a la crisis del costo de la vida, a un invierno de huelgas y a la guerra de Rusia en Ucrania.

Sus partidarios dicen que el ex Ministro de Finanzas es capaz de restaurar la credibilidad de Gran Bretaña entre los inversores, que vendieron los bonos del país y la libra esterlina después de que el minipresupuesto de Truss ofreció recortes de impuestos con poca información sobre cómo financiarlos.

Pero el antiguo analista de Goldman Sachs y socio de un fondo de cobertura también se enfrenta a retos dentro del gobernante Partido Conservador, donde algunos legisladores le culpan por su papel en la destitución de Johnson y les preocupa que no tenga lo necesario para ganar elecciones.

El Partido Laborista, en la Oposición, probablemente lo retratará como un miembro de la élite de los superricos, sin contacto con las presiones a las que se enfrentan millones de personas cuando Gran Bretaña se encamina a una recesión, arrastrada por el alza del costo de los alimentos y la energía.

Algunos temen que no pueda unir a un partido que está profundamente dividido y que se está acostumbrando a prescindir rápidamente de los líderes que no les gustan.

Mi máxima prioridad será unir a nuestro partido y a nuestro país, porque sólo así superaremos los desafíos a los que nos enfrentamos y construiremos un futuro mejor y más próspero".