A través de plástico de emplaye y aerosol, Gómez pintó entre los árboles y los parques zancudos radioactivos, denunciando la contaminación que vive el Río Santiago y cómo afecta en varios sentidos a los pobladores de El Salto y Juanacatlán. 

Esta intervención urbana fue posible gracias a los colectivos Barrio Fértil de Juanacatlán y Proyecto Bacteria de El Salto que llevó el proyecto a varios barrios del municipio. 

Ann Barba,  artista y gestora cultural de Barrio Fértil escribe que el río Santiago no solo contamina a través de sus aguas contaminadas por los desechos del corredor industrial de El Salto y de la Zona Metropolitana de Guadalajara.

“En la parte superior de la cascada se construyó un muro que retiene el agua que canalizaba para la planta hidroeléctrica y otras comunidades. Éste retiene el agua con toda la contaminación que lleva y se estanca ayudando a la retención de lodos tóxicos y además contribuye a la proliferación de enjambres de zancudos que atacan a la población, haciendo que se tengan que utilizar insecticidas para medio controlarlos y, por supuesto, eso también repercute en la salud”, explica.

“Esta agua pestilente y nauseabunda está causando estragos en la salud de los habitantes del lugar. Quiere decir que en Juanacatlán no existe más un equilibrio ecológico, no hay ya aire puro ni agua limpia; no más plantas y animales ni tierras fértiles. No hay más fuentes de recreación y, a cambio de todo esto, tenemos enjambres de zancudos, malformaciones congénitas, abortos, alergias, infecciones respiratorias, asma bronquial, leucemias, linfomas, insuficiencia renal, urticaria, conjuntivitis, vértigo, cefalea crónica, etcétera”. 

Aunque la instalación continúa en varias partes de los municipios, la naturaleza de esta obra, por estar realizada encima de una fina capa de plástico, es efímera y puede ser intervenida o vandalizada fácilmente. 

Información: Alejandra Carrillo Fotos: Cortesía de Ann Barba.