Con motivo de la celebración de Halloween y el Día de Muertos te presentamos cinco anécdotas financieras de ultratumba compartidas por la Condusef y la Prodecon, así como tips para que no seas el protagonista de la próxima.

El temido SAT al acecho

Doña Teresita acomodaba lentamente sus productos en los estantes de la clásica tiendita de la esquina. Sus manos y rodillas adoloridas, así como su vista cansada por los más de 80 años encima, recibieron a un señor al que supuestamente habían enviado de una oficina de gobierno para entregarle un par de multas por no haber cumplido con el pago de un impuesto.
Horas más tarde, su hija Esmeralda, leyó con cautela los papeles que le habían entregado a su mamá porque Doña Teresita no podía creer que debiera más de 12 mil pesos, es decir, casi el doble de lo que ganaba al mes en la tienda, por algo que ni siquiera comprendía.

Resultó que, en una visita que en años anteriores habían hecho a la tienda, personal del SAT levantó un acta en la que consignaron que se operaban “juegos o concursos de destreza”, es decir, las típicas maquinitas de videojuegos.

Al señalar esa actividad, el SAT decretó que Doña Teresita debía pagar también el IEPS, que el impuesto que se cobra por la producción y venta o importación de gasolinas, alcoholes, cerveza y tabacos, entre otros bienes, principalmente. Y, al no haberlo pagado, Doña Teresita ya acumulaba multas del fisco.

La aseguradora se negó a pagar el entierro

Al fallecer el papá de Julio Merino, éste se percató de la existencia de un seguro de vida contratado por el difunto. ¡La suma asegurada era de 1 millón de pesos! Pensó que dentro de toda la desgracia, algo bueno se vislumbraba al final del camino y se dio a la tarea de llamar a la aseguradora para realizar el cobro, que además le ayudaría a pagar todos los gastos funerarios que se presentaron sin avisar. “Tiene que venir con estos documentos, apúntelos y traiga dos copias de cada uno el viernes por favor”, le sentenció el asesor.

El día de la cita, el rostro de Julio se llenó de terror al escuchar la voz del asesor de la aseguradora: “Señor Merino, lo sentimos, su papá omitió declarar una enfermedad preexistente al momento de contratar nuestro seguro, desgraciadamente es una falta que debemos sancionar y dar por terminada la póliza. No le podremos pagar nada, una disculpa y lamentamos su perdida”, fue la única respuesta que recibió por parte del asesor de seguros.

Julio sintió como un escalofrío recorría su cuerpo, de la cabeza a los pies. El mundo se le venía abajo. El sabía que su papá no tenía esa dichosa enfermedad que alegaba la aseguradora, estaba seguro de que era un pretexto para no pagarle.

 

Más de $80,000 por cargos no reconocidos

En octubre de 2015, Irene perdió su tarjeta de crédito a causa de un robo a mano armada e inmediatamente acudió a su Banco para que bloquearan el plástico y le proporcionaran uno nuevo.

“Ya cancelamos su tarjeta señorita Irene, aquí tiene una reposición”, le aseguró la asesora del Banco. Irene se retiró contenta, pensaba asimismo que por primera vez había vencido al sistema sin tantas trabas, o al menos eso creía ingenuamente… Sin embargo, el verdadero terror empezaría un mes después: al no recibir su estado de cuenta, acudió a la sucursal, en dónde descubrió diversos cargos, ¡por un total de 80 mil 500 pesos! Sintió que era la muerte.

“Estos cargos no los hice yo, explicaba temblorosa y con el pánico reflejado en su rostro. De hecho, esa tarjeta ya ni la tengo, ¡obviamente no los puedo ni los voy a pagar!”, reclamó Irene, esperando que le ayudaran.

“Pues mire señorita, se realizaron las operaciones y se dispuso del dinero en efectivo en el cajero, no nos consta que le hayan robado su tarjeta y de ser así, se hicieron los retiros y apenas se ven reflejados. Si no paga, se le van a generar más intereses. Le recomiendo que los pague en lo que iniciamos una investigación y ya después se los reembolsamos”, fueron las palabras de la asesora.

Esa cantidad era imposible de pagar para Irene, pero el Banco no le daba más alternativas ni facilidades.

Endeudado hasta los huesos

A los 23 años, Mauro terminó la carrera de Recursos Humanos en una universidad privada. Buscó trabajo por todos lados. Pensaba que había un “súper job” esperando por él. Alguna vez escuchó que hay que vestirse para el puesto que quieres, no para el que tienes, así que no se quitaba sus mocasines Ferragamo ni para dormir, ni sus lentes Ray-Ban aunque esté nublado. Vestía para el éxito, sin lugar a duda, mientras buscaba trabajo.
“Se busca Project Manager para empresa internacional en crecimiento”. Sonaba prometedor. El trabajo consistía en coordinar proyectos varios de incubación y exportación a clientes de todo el mundo. Sueldo: $7,000.00 (brutos).
Por fin, algo que promete, dijo. “¡Ahora sí! Gerente de contratación en World Computers Co. Es un trabajo de cubículo con un sueldo mediocre, pero es una empresa grande, así que se puede crecer”. Pensó que era un buen lugar para empezar y darse sus “lujitos”. Ya tiene tarjetas de crédito plateadas, doradas y platino.
Con apenas 30 años, Mauro tiene un trabajo que no le emociona ni le paga bien. No ha formado un patrimonio, está quebrado y con las tarjetas a tope.

Lamentando su despido

“Diecisiete años prestando servicios de manera incondicional e ininterrumpida como supervisor en ventas y promoción y cuando hubo necesidad- hasta al almacén fui a dar”, ese era el pensar de Emilio a manera de lamento al salir del área de Recursos Humanos, donde le acababan de ofrecer su liquidación.
Una “bicoca” fue el reconocimiento a tantos años de trabajo, y es que resulta ser que en total habían sido 6 empresas para las que estuvo trabajando sin darse cuenta, con lo cual sus patrones evitaron que Emilio generara antigüedad laboral y una liquidación decorosa. “¡Pero yo sólo trabajé para “Electrónica S.A. de C.V.!”, exclamó al final el trabajador despedido.
Fueron meses difíciles porque Emilio decidió no aceptar los pocos pesos de la liquidación que le ofrecieron, prefirió hacer valer sus derechos y exigir a las empresas para que se reconociera su antigüedad y una debida liquidación.
La espera fue larga, el dinero de sus ahorros se terminaba, hasta que llegó lo inevitable: tuvo que empeñar la pantalla plana que tenía en su recámara y otros bienes para hacer frente a sus gastos.

Que no te invada el miedo

Seguramente habrás sentido escalofríos con alguna de las historias, ya sea porque has pasado por algo similar o porque conoces a alguien que sí. ¡Tranquilo!, para todos estos casos existen soluciones y organismos que te protegen. 

¡Ojo!, no te confíes y sigue estas recomendaciones de Baubap, una fintech de microcréditos que opera en México:

El presupuesto sangrante

Si no le dices a tu dinero qué hacer, se irá como agua en el río. Debes tener cuidado, es muy fácil caer en tentaciones, de tal manera que pequeños gastos se convierten en una pesadilla que se alimenta de tu dinero, al punto que no te des cuenta cómo esto afecta tus metas.

Tener un presupuesto y acoplarte a él permite saber exactamente en qué y cómo gastas tu dinero, además puede ayudarte a ahorrar y definir un fondo de emergencia.

Deudas de ultratumba

¿Recuerdas a Frankenstein, Brujas, Drácula y Zombies? Bueno, no son solamente personajes de las películas de miedo sino también cuatro tipos de deudas que debes evitar a toda costa.

Deuda Frankenstein

Esta deuda nace en el momento en que comienzas a utilizar una tarjeta para pagar otra o solicitas un préstamo para cubrir las mensualidades de los plásticos.

Tratar de pagar lo que debes de esta manera sólo creará una deuda a lo doctor Frankenstein, es decir, compuesta de múltiples formas de pago y falsas soluciones que a la larga generarán más problemas.

Evita darle vida a esta deuda con estrategias como el ahorro, el recorte de gastos o el aumento de ingresos.

Deuda bruja

Es aquella que se apodera de ti mediante los tentadores meses sin intereses, las ventas nocturnas y beneficios de compras, lanzándote un poderoso hechizo de endeudamiento.

El problema con este tipo de deuda es que se da no una ni dos ni tres veces sino que cada vez que aparece un ingrediente, el embrujo está listo para hacer que tu adeudo crezca.

Para evitar los gastos en exceso y el uso descontrolado de las tarjetas, recuerda que no debes sentir una obligación de tomar todas las ofertas y promociones que se te presenten y debes entender que los meses sin intereses no significan descuentos.

Deuda Zombie

Este es un endeudamiento “inmortal”. No recuerdas en qué momento comenzaste a pagar solamente los mínimos y aunque pagas puntualmente, la deuda parece nunca morir.

El zombie de la deuda comienza a comerte poco a poco, ya que aunque es un método para mantener buen historial crediticio, a la larga te perjudicará más de lo que te beneficiará.

Recuerda que estos “pagos chiquitos” solamente se van a interés y hará de tu endeudamiento algo muy largo.

Deuda Drácula

Esta deuda “chupa” tus ingresos mensuales, ya sea porque se paga vía nómina o porque con tus ingresos te dedicas a pagar los mínimos.

Si analizando tus adeudos te das cuenta que éstos superan el 30% de tus ingresos mensuales, entonces te encuentras en problemas porque por tu sobreendeudamiento comienzas a sacrificar tus necesidades básicas con tal de cubrir las mensualidades.

Ataque del negocio fantasma

No hay nada más espantoso que darte cuenta de que te convencieron de colocar tu dinero en un proyecto que no tiene pies ni cabeza, o peor aún, que caíste en una red piramidal o de estafadores. 

Ganar el dinero cuesta, e invertirlo es hacerlo crecer, pero no te dejes llevar por retornos irreales (como duplicar tu dinero en un corto tiempo). Invierte en instrumentos que conozcas, usa plataformas reguladas y reconocidas y evita caer en la ambición de ganancias rápidas.

Protege tus cuentas de los zombies

Para evitar ser víctima del fraude online se recomienda:

  • Nunca dar acceso remoto a tu computadora a un extraño que se ponga en contacto contigo.
  • Para conseguir mayor seguridad, además de la contraseña, activa la autenticación de dos factores para acceder a las cuentas confidenciales; puede ser un número proporcionado en un mensaje de texto o una llamada.
  • Asegúrate de que tus programas antivirus y antimalware están actualizados.
  • Configura tu teléfono inteligente para que permanezca bloqueado hasta que proporciones datos biométricos, como una huella dactilar o un escaneo facial.
  • Consulta con tu banco, compañía de tarjetas de crédito y empresa de inversión qué medidas de seguridad adicionales recomiendan para las cuentas digitales. Recuerda que las instituciones financieras no te pedirán por teléfono o correo electrónico datos personales.
  • No guardes tus datos de acceso a banca electrónica u otros dispositivos móviles en tu teléfono.
  • Si necesitas ponerte en contacto con el servicio de atención al cliente, llama a un número de teléfono que sepas que es legítimo, como el que aparece en tu estado de cuenta.
  • Si recibes un correo electrónico en el que te piden que inicies sesión en una cuenta financiera para comprobar una transacción, ignóralo. 
El contrato del diablo

Cuidado con las letras chiquitas. Sí, a todos nos da flojera leer contratos enormes, pero aceptar un crédito, tarjeta o préstamo sin hacer una lectura consciente, puede terminar en una masacre financiera que incluya el pago de grandes intereses y la atribución de deudas infinitas.

El comprador del pánico

Este horripilante espanto se manifiesta de formas muy distintas, a veces no te das cuenta de que está ahí hasta que te golpea en la cara. Comprar cosas que no necesitas, no comparar precios o terminar pagando el triple son algunas de sus manifestaciones.

Empieza por cuestionar lo que adquieres. El millonario Warren Buffet recomienda preguntarse: “¿qué pasa si no lo compras?”. Si la respuesta es “nada”,  no lo necesitas. Si vas a adquirirlo, revisa precios en varios lugares o plataformas; considera el costo real de comprarlo a crédito ¿Cuánto pagarás realmente por el producto? Evita a toda costa comprar si estás triste o muy feliz.

La casa embrujada

La vivienda propia es una de las mayores realizaciones personales, también es de los mayores esfuerzos económicos que puede existir. Cuidado con esos espíritus chocarreros alrededor de la propiedad. A veces, comprar una casa con muy bajo precio respecto al mercado, trae detalles que no habías visto, daños caros de reparar, plagas o hasta problemas legales. 

Pocos son expertos en el proceso de compra-venta de una vivienda, no es algo que hagamos cada mes, recurrir a plataformas o grupos de expertos inmobiliarios que guíen en el proceso incluso de la venta de una propiedad, te puede ayudar a avanzar sin percances. Finalmente, para las personas que piensan en los remates bancarios como una oportunidad de buen precio, la recomendación es que la usen solo aquellos que conocen del proceso y las implicaciones legales.

Hospital de horror

Pocas cosas pueden ser tan devastadoras para la economía de una familia como una hospitalización larga o una enfermedad crónica sin el respaldo de un seguro; eso podría ocasionar incluso la quiebra. Es crucial contar con acceso a servicios de seguridad social. Además, no dudes en destinar una parte de tu ahorro a tener opciones de seguros de gastos médicos mayores, pues será  tu blindaje frente a este asesino silencioso.

La noche de los montadeudas vivientes

¿Te enfrentas a un gasto inesperado y decides pedir un préstamo personal inmediato? ¿Qué puede salir mal? La historia de terror comienza cuando al día te llegan 20 llamadas pidiendo que pagues (cuando aún no es tu fecha de pago) un monto mayor al acordado, o cuando piensas que nada puede ir peor, comienzan a mandar mensajes a tus familiares y amigos con difamaciones personales sobre ti ¿Horrible, no? 

Si quieres evitar esta macabra historia lo mejor es acudir con aplicaciones de crédito recomendables y confiables.

De acuerdo con Baubap, los montadeudas son personas o grupos criminales que se aprovechan de la falta de lectura o la prisa de los usuarios.

La mejor forma de evitarlos es verificar la reputación de la empresa en internet, no dar información  bancaria hasta tener y revisar los detalles del crédito  y nunca depositar por un préstamo.

Un frío invierno

¿Estamos en octubre y ya tienes comprometido el aguinaldo que llegará en diciembre? ¡Qué miedo!

Recuerda que si bien esta prestación es un apoyo extra para los meses que implican un mayor gasto, debes tratar de no utilizar todo de una sola vez; procura ahorrarlo o destinarlo a inversiones duraderas para que no tengas que pasar un frío invierno y una difícil cuesta de enero.

El futuro sádico

Visualiza tu vida a los 60 años: estás sentado en una oficina, después de tanto tiempo aún sigues trabajando 8 horas diarias en algo que tal vez ni te gusta, pero no puedes dejar de hacerlo porque vives al día. Suena espeluznante.

El retiro se ve tan lejano que muchas veces no le prestas atención. 

Lograr la libertad financiera o tener un respaldo que permita mantener un flujo de dinero es algo que sólo se logra con ahorro e inversión, ya sea a través de instrumentos como las Afores, productos financieros de aseguradoras o directamente en alternativas de inversión como la bolsa o el crowdfunding. 

El embrujo del pago mínimo

Suena atractivo no tener que pagar toda tu deuda, pero esto podría hacer que la dupliques en unos meses.

Intenta liquidar  siempre el total de tu saldo mensual, limita tus compras a menos de lo que ingresas y sólo compra a crédito (y a meses sin intereses) bienes duraderos.

El doble maldito

¿Ubicas la frase “es problema de mi yo del futuro”? Suena gracioso, pero dejarle a tu futuro la responsabilidad de decisiones actuales o justificarlas con “para eso trabajo” o “el dinero es para gastarse”, es una puñalada en la espalda a nosotros mismos.

El Kraken de las mareas financieras, el Freddy Krueger del ahorro: la falta de interés por la educación financiera

Minimizar los gastos diarios, dejarlo todo para el futuro, y no aprender sobre finanzas personales, es la mayor pesadilla para tu futuro financiero.

Que tus finanzas crezcan y sean saludables depende de ti. 

Si tienes un negocio no estás exento de sustos

Expertos de Konfío comparten 3 tips para evitar “sustos” y comenzar a enfrentar a los monstruos y fantasmas del mundo de los emprendedores con una TDC empresarial:

Fuentes: Condusef, Prodecon, BauBap y Konfío.
¡Síguenos en @reformanegocios!