EL SABOTAJE

Pasada la medianoche de un lunes de finales de septiembre, sismógrafos en Suecia detectaron una repentina perturbación violenta que sacudió el fondo del Mar Báltico al sur de la isla de Bornholm, un antiguo puesto vikingo que forma parte de Dinamarca.

Horas más tarde, a las 19:00 horas locales, volvió a ocurrir: una serie de explosiones submarinas más lejos de la costa noreste de la isla.

A la mañana siguiente, fotografías mostraron enormes brotes de metano burbujeando en la superficie del océano sobre ambos sitios de explosión, lo que confirmó los informes de una grave pérdida de presión en Nord Stream 1 y 2, ductos de gas natural que unen Rusia y Alemania.

Ahora, un mes después de que las explosiones submarinas abrieran agujeros en los gasoductos ubicados en aguas internacionales, la fuga se detuvo, se publicaron las primeras imágenes submarinas de los daños y tres países tienen investigaciones en curso.

Pero más allá de reconocer que se usaron explosivos en actos de sabotaje deliberado, los investigadores han revelado pocos detalles de sus hallazgos.

En medio de la especulación desenfrenada sobre quién llevó a cabo las explosiones — ¿fueron los rusos tratando de sacudir a Occidente, los estadounidenses tratando de cortar una arteria económica rusa o posiblemente los ucranianos tratando de vengarse de Rusia? — lo que se sabe permanece tan turbio como las imágenes del fondo del Mar Báltico.

TRES PESQUISAS SIN DATOS CLAROS

Dinamarca, Alemania y Suecia han iniciado investigaciones separadas sobre las fugas: Dinamarca y Suecia porque las explosiones ocurrieron en aguas que estaban dentro de sus llamadas zonas económicas exclusivas, y Alemania porque ahí es donde terminan las tuberías.

En una carta al Consejo de Seguridad de la ONU del 29 de septiembre, tres días después de los incidentes, Dinamarca y Suecia dijeron que creían que se habían usado “varios cientos de kilogramos” de explosivos para dañar las tuberías, cada una de las cuales tiene más de un metro de diámetro y están hechas de acero revestido de hormigón pesado.

Los tres países se niegan a divulgar más información. Las agudas tensiones geopolíticas que rodearon las explosiones, que se produjeron en medio de los feroces combates en Ucrania y una guerra económica entre Moscú y Occidente, han aumentado la cautela.

“Todavía hay mucho secreto”, dijo Jens Wenzel Kristoffersen, comandante de la Marina danesa y analista militar en el Centro de Estudios Militares de la Universidad de Copenhague.

“La razón es simplemente porque tienen que estar absolutamente seguros. Cuando tengan resultados, tienen que basarse en hechos bastante concretos y no solo en especulaciones”.

Kristoffersen dijo que creía que era poco probable que alguno de los investigadores hiciera un anuncio “hasta que tengan evidencia irrefutable”.

Los hallazgos provisionales o descoordinados, agregó, “podrían dar lugar a reacciones que no serían útiles en este momento”.

El Gobierno alemán enfatizó que la complejidad del examen forense de los sitios dañados probablemente “no permitirá que se hagan declaraciones confiables a corto plazo sobre la autoría” de los ataques.

NORD STREAM, FOCO DE TENSIÓN

Los gasoductos son propiedad de Gazprom, el monopolio estatal de gas natural de Rusia. Las participaciones minoritarias en Nord Stream 1 están en manos de otras cuatro empresas energéticas: Wintershall Dea y E.On, ambas con sede en Alemania; Gasunie, en los Países Bajos, y Engie, en Francia.

Funcionarios rusos se han quejado de que se les ha impedido investigar los lugares de las explosiones. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, acusó a los europeos de realizar la investigación “en secreto”, sin la participación de Moscú.

“Según las declaraciones que escuchamos de Alemania, Francia y Dinamarca, esta investigación se creó inherentemente para culpar a Rusia”, dijo Peskov.

Los oleoductos gemelos de mil 200 kilómetros de largo, los cuales se extienden desde la costa noroeste de Rusia hasta Lubmin, en el noreste de Alemania, siempre han sido foco de tensión internacional. El Nord Stream original, completado en 2011 a un costo de más de 12 mil millones de dólares, fue criticado al considerar que era una forma costosa que permitiría a Gazprom enviar gas a Alemania y evitar pagar tarifas de tránsito en Ucrania.

Años más tarde, la idea del Nord Stream 2, un oleoducto paralelo que duplicaría la capacidad del original, fue condenada por muchos países de Europa Central y del Este, así como por Estados Unidos, que advirtió que permitiría a Moscú reforzar la dependencia alemana del gas ruso.

Pese a que el oleoducto de 11 mil millones de dólares se completó el año pasado, las autoridades alemanas impidieron que entrara en operación justo antes de que Rusia invadiera Ucrania en febrero pasado.

LOS DAÑOS EN LOS DUCTOS

Aunque el Nord Stream 2 nunca se ha usado y el Nord Stream 1 no ha entregado gas desde julio debido problemas técnicos reportados por Gazprom, ambas líneas fueron llenadas con metano altamente presurizado para ayudar a los gasoductos a soportar la presión del agua en el fondo del mar.

Ambos gasoductos están compuestos por dos tramos de tuberías que corren a lo largo del lecho marino. Las explosiones causaron fugas a lo largo de ambas líneas del Nord Stream 1, pero solo en una línea del Nord Stream 2. Su otra línea permanece intacta.

Imágenes publicadas la semana pasada por el tabloide sueco Expressen dejaron ver la fuerza de la explosión que golpeó el Nord Stream 1. Las fotografías parecían mostrar que varios segmentos del ducto quedaron separados de la tubería principal.

Trond Larsen, un operador de drones sumergibles cuyas imágenes fueron encargadas por el periódico sueco, señaló que cuando las tuberías estallaron, el gas altamente presurizado removió el fondo del mar y aparentemente enterró partes de los ductos dañados.

“Vimos la parte de la tubería que va hacia el oeste todavía enterrada en el lecho marino, el extremo de la tubería que va hacia el este se levantó del lecho marino”, dijo Larsen en entrevista.

Dijo que había muy pocos escombros en el área, tal vez porque la corriente de gas los había empujado o porque los investigadores suecos ya los habían retirado.

La semana pasada, los investigadores alemanes también enviaron una embarcación equipada con drones submarinos y un robot de buceo para revisar el lecho marino en la misma área en busca de más evidencia de la explosión.

¿REANUDARÁN EL ENVÍO DE GAS?

Desde las explosiones, han aumentado los patrullajes en el Báltico y el Mar del Norte, que albergan una vasta red de cables y ductos que conectan Noruega, el exportador de energía más importante de Europa desde que Rusia invadió Ucrania, con Gran Bretaña y el continente europeo.

La seguridad también es alta a lo largo de un oleoducto recientemente inaugurado, el Baltic Pipe, que transporta gas noruego a Polonia, cruzando las arterias Nord Stream en el lecho marino, no lejos de los sitios de explosión.

Este mes, el Presidente ruso, Vladimir Putin, dijo en una conferencia de energía que Moscú podría entregar fácilmente gas natural a Europa a través del ducto del Nord Stream 2 que quedó intacto. Afirmó que sería cuestión de “simplemente abrir el grifo”.

Su declaración se hizo eco de comentarios que hizo en octubre pasado cuando instó a los alemanes a aprobar el oleoducto.

Días después, el presidente de Gazprom, Alexei Miller, planteó la idea de que posiblemente sería más rápido reconstruir el oleoducto que repararlo.

Al mismo tiempo, reconoció que cualquier movimiento de este tipo requeriría el interés de Alemania, además de resolver problemas regulatorios, legales y de sanciones.