DIFERENTES TIPOS, MISMO DAÑO

Siendo una enfermedad crónica, la cual aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce, la diabetes compromete el pronóstico tanto materno como fetal en mujeres embarazadas.

Ya sea que desde antes se viviera con un diagnóstico de diabetes, pero también puede ser que el padecimiento aparezca por primera vez con el embarazo. Lo cual es conocido como diabetes gestacional, la cual puede desaparecer tras el parto, pero aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Algunos de los factores de riesgo de la diabetes gestacional son:

  • Sobrepeso u obesidad
  • Falta de actividad física
  • Prediabetes
  • Diabetes gestacional en un embarazo previo
  • Síndrome de ovario poliquístico
  • Antecedentes familiares de la enfermedad
  • Haber dado a luz a un bebé de más de 4 kilogramos

Tanto en la diabetes preexistente como en la gestacional, los riesgos y complicaciones que la enfermedad implica son los mismos, pues dependen del control de los niveles de glucosa en la sangre, no del tipo u origen del padecimiento.

De ahí que la principal clave para la prevención sea evitar los extremos: hipoglucemia e hiperglucemia. Esto aunado a la detección, seguimiento e intervención oportuna de los diferentes problemas derivados de esta situación.

Riesgos para la madre:

  • Retinopatía (daño en los vasos sanguíneos de la retina)
  • Nefropatía (alteraciones en riñones)
  • Hipertensión
  • Enfermedad cardiovascular
  • Enfermedad tiroidea
  • Complicaciones obstétricas

¡OJO!

 Algunos síntomas típicos del embarazo pueden enmascarar una diabetes mal controlada.

"Es decir, las náuseas y los vómitos en el embarazo, que son comunes en las primeras semanas, pueden corresponder a síntomas de algo que se conoce como gastroparesia diabética (trastorno que afecta la manera en que se digieren los alimentos)".

Dr. Abisaí Montaño, ginecólogo oncólogo

Otro riesgo para la mujer embarazada con diabetes es la Preeclampsia:

  • Complicación asociada a presión arterial alta, niveles altos de proteína en la orina que indican daño renal y otros signos de daño en los órganos.
  • La presión alta puede ocasionar convulsiones o accidentes cerebrovasculares en la madre durante el trabajo de parto y el alumbramiento.

Riesgos para el bebé

  • Anomalías congénitas
  • Polihidramnios (acumulación excesiva de líquido amniótico)
  • Nacimiento prematuro
  • Hipoglucemia neonatal
  • Dificultades respiratorias graves
  • Muerte fetal intraútero

Sobre todo, la diabetes que no se controla bien causa un aumento en el azúcar de la sangre del bebé. De esta forma, podría decirse que el bebé está “sobrealimentado” y crece demasiado (lo que se conoce como macrosomía fetal).

 

“A mayor cantidad de glucosa, es decir, a mayor descontrol, mayor morbilidad en el feto. Y se relaciona con mayor peso al nacer”, resalta el doctor Abisaí Montaño Martínez.

Además de causar incomodidades a la madre en los últimos meses del embarazo, un bebé extragrande puede originar problemas para ambos durante el parto. Es posible que el médico sugiera adelantar el parto y que sea necesaria una cesárea.

¿Sigue considerándose prematurez pese al gran peso y talla que pueda tener el bebé?
Sí, porque el tamaño no va en relación al grado de madurez de los fetos. Generalmente, estos fetos ganan peso, pero el grado de madurez es un poco más lento en relación a los embarazos normales.

EL CUIDADO

Como usualmente ocurre, el tratamiento para la diabetes se divide en dos:

  • Cambios en el estilo de vida
  • Tratamiento farmacológico

En torno a ello existen algunas recomendaciones a seguir:

Seguir una dieta saludable

Un nutricionista puede ayudar a crear un plan de comidas saludables con el cual controlar el nivel de azúcar en la sangre durante el embarazo.

Hacer ejercicio con regularidad

Realizar un mínimo de 30 minutos de actividad física, de moderada a intensa, al menos cinco días a la semana –habiendo consultado al médico al respecto-. Algunas opciones pueden ser caminar a paso rápido, nadar o jugar activamente.

Monitorear los niveles de glucosa

Dado que el embarazo produce cambios en las necesidades de energía del cuerpo, los niveles de azúcar en la sangre pueden cambiar muy rápido. Revisarla constantemente, siguiendo la indicación del médico.

Apegarse al tratamiento

Si el médico prescribe insulina para el control de la enfermedad durante la gestación, utilizarla tal cual se ha indicado.

"En las primeras semanas hay un aumento en la sensibilidad de la insulina. Entonces, las pacientes que ya la usaban previamente pueden tener mayores eventos de hipoglucemia; es decir, que se les baje más fácilmente la glucosa, y esto puede resultar más peligroso a si se descontrola un poco a cifras altas".

Idealmente, apunta el doctor Abisaí Montaño Martínez, aquellas mujeres con diagnóstico previo de diabetes que deseen embarazarse tendrían que acudir a una consulta preconcepcional, para optimizar los niveles de glucosa oportunamente y así evitar tasas de aborto durante el primer trimestre.

“Es decir, esas pacientes deberían optimizarse con ácido fólico por lo menos tres meses antes de que se busque el embarazo”.

Esto además de la necesidad de una valoración integral por parte de un grupo de especialistas:

  • Cardiólogo
  • Nefrólogo
  • Oftalmólogo
  • Nutriólogo
  • Un educador certificado en diabetes
  • Un ginecoobstetra calificado para la atención de embarazos de alto riesgo

"A pesar de que exista una enfermedad preexistente, con un buen control se puede llevar a buen término un embarazo bien planeado".

SEÑALES DE ALARMA

Antes de las 20 semanas de gestación, algunos signos que pueden indicar que las cosas no van bien son:

  • Cólicos intensos (como si fueran por menstruación)
  • Sangrado vaginal, aunque sea en pequeñas cantidades

Después de las 20 semanas:

  • Disminución de los movimientos fetales
  • Síntomas de algún trastorno hipertensivo: dolor de cabeza intenso, sobre todo en la parte posterior; dolor retroocular, náuseas y vómitos incontrolables, dolor en el epigastrio (la boca del estómago), zumbido de oídos, vista borrosa o de manchas lumínicas.

En tales casos es necesario no esperar hasta la siguiente consulta con el médico, sino adelantarla para monitorear y actuar como corresponda.

FUENTES: Dr. Abisaí Montaño Martínez, ginecólogo oncólogo / Clínica Mayo / Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).